martes, septiembre 01, 2009
ESFORCEMONOS POR HACER DE NUESTRA VIDA COMÚN ALGO SANTO

Es importante que cada día al levantarnos pensemos que Dios nos quiere como unos instrumentos de bendición para los demás y que en cada una de nuestras acciones y actitudes, debemos manifestarlo con esas mismas gracias con las que Él está sembrado en nuestros corazones.

El gran misterio de nuestra vida es amar y amar sin medida a los demás; para ellos, no se requiere que dejemos de hacer cosas para mostrar a los otros que hemos alcanzado la conversión, sino que en cada gesto, actuar y circunstancia de la vida, se edifique con hechos respetables, claros, honestos y transparentes.

Nuestra vida ha de ser construida sobre bases firmes para que ningún viento huracanado ni cualquier aluvión, la estremezca, la arranque y se pierda.
Cuantas adversidades encontramos a diario en nuestro caminar por la vida que nos desaniman y creemos perder la fe.

En el camino hacia el encuentro con Jesús y en esa lucha afanosa que mantenemos por fortalecer nuestra fe, crecer espiritualmente, servir y ser perfectos, como Dios quiere que seamos perfectos; nos encontramos muchas veces con casos muy singulares.

Jóvenes y adultos que entran con ganas y muchas expectativas a grupos o comunidades; y en ellas encuentran reparos, personas excluyentes y ofensivas, que hacen debilitar el entusiasmo y hasta frustrar esperanzas. Muchos se aíslan y otros perciben que estos momentos tienen una gran fortaleza que les hacen aumentar su fe y constituirse en verdaderos testimonios; y señalan: “Mi fe no depende de otros sino de mi mismo”.

Y es que ello es una gran verdad. Pienso que muchas veces somos nosotros los que nos alejamos y queremos enfriar y transmitir nuestra tibieza a los demás. Nos creemos muchas veces engrandecidos porque hablamos maravillas con los labios pero hacemos con nuestras manos obras que están distantes de toda fuente de amor del Señor.

Quien se encuentra con Jesús no se cierra a la misericordia, ni se opone a la obra salvifíca, se abre a recibir a cada instante el amor del Padre en su corazón y se apresta a servir de semilla para ser sembrada en tierra fértil donde crezca y produzca una gran cantidad de frutos llenos de la bendición de Dios.

SEÑOR, HOY ABRIMOS NUESTROS CORAZONES A TU ACCIÓN Y NOS COMPROMETEMOS A PROCLAMAR TU AMOR EN TODO LUGAR.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:48 a.m. | Permalink |


0 Comments:


<body>