
La vida es como un cuaderno donde cada día vamos anotando nuestra propia historia. Cada página está cargada de desafíos en el cual, las capacidades y destrezas apoyadas de la vivencia por el amor de Dios, son las únicas que impulsan a luchar y continuar.
Ayer me comentaba una amiga por Internet que estaba desesperada por las tantas dificultades y frustraciones que había tenido últimamente en su vida, que había perdido la esperanza y que su fe como cristiana se había debilitado tanto porque no encontraba respuesta alguna a sus quejas o reclamos.
Y es que no podemos dejarnos vencer por las situaciones adversas que a diario vivimos, tenemos que considerarnos unos guerreros que luchan apoyados de la gracia que nos regala Dios.
Todos tenemos problemas y dificultades, somos humanos y así, lo dispuso Dios. Dejemos a un lado nuestros quejidos y llantos por todo lo que en el momento estamos viviendo. Tenemos que ir avanzando cada día preparándonos para enfrentar las dificultades o adversidades que se nos presentan.
¿Cuantos de nosotros nos acercamos a Dios convirtiendo en un rosario de suplicas, quejas y lamentos nuestras oraciones? Ni siquiera nos percatamos que ante Él, estamos quedando como unos cobardes.
La Carta del Apóstol Santiago Cáp. 1. 1-27, nos pide a todos los que vamos tras las huellas de Jesús que tenemos que ser pacientes en las pruebas, considerándonos afortunados por vivir y soportar así la vida; ellas, nos abren los caminos para ser perfectos y a la vez completos, sin que nos falte nada.
Su contenido es esperanzador, nos llena de fuerzas, nos convida a ser unos guerreros, ha que no seamos cobardes y mentirosos y que seamos capaces de resistir todo infortunio, saliendo más que vencedores.
Nunca olvidemos que Dios va ahí junto a nosotros acompañándonos, enseñándonos y guiándonos por el buen camino. Confiemos plenamente en Él, porque con su ayuda nos llena de ánimo y fuerzas para luchar y salir triunfantes. Estemos seguros que lo vamos a lograr, ser unos verdaderos guerreros como David, que fue capaz de vencer al gigante Goliat con solo una pequeña honda y una sola piedra: EL PODER DE DIOS.
SEÑOR, CONTIGO A TU LADO SOMOS CAPACES DE VENCER Y SALIR ADELANTE EN TODAS LAS PRUEBAS.