jueves, octubre 23, 2008
EL LLAMADO Y ENVIO A LA MISIÓN

A Igual circunstancia como Jesús llamó a sus primeros discípulos, hoy también se acerca a nosotros y al oído, con voz dulce y amorosa pronuncia nuestro nombre y nos invita a seguirle.

Que detalle. A muchos nos parece ilógico. ¿No es verdad? Muy bien. Sabemos que nuestros corazones viven hoy cargados de preocupaciones, dolores y problemas suscitados por la serie de sucesos adversos que se viven en el mundo, que hacen parte del correr de cada día y que parecen casi inevitables. Ellos, nos adormecen, envuelven y llevan a tomar decisiones que muchas veces nos van apartando del amor de Dios.
Si los miramos con los ojos de la verdad, haber caído en ello, según nuestros criterios, no nos hacen dignos merecedores para ser escogidos, llamados y enviados por Él a cumplir la misión de anunciarlo en todo el mundo disponiendo nuestro tiempo y cada lugar donde nos encontremos, para testimoniarlo con nuestra vida.

Pero… se nos olvida que Él ya nos conoce y como un buen Maestro y Guía, nos ha venido señalando el verdadero camino. Él vino al mundo y nos dio las instrucciones necesarias para que venzamos todos los obstáculos; y para que con una fe firme, le sigamos seguros de que por donde Él va haciendo presencia viva, va llevándonos de la mano motivándonos a que tomemos unas decisiones radicales para establecer el orden personal.

Sus pautas y guías hoy están escritas en los Evangelios y son especificas para todos los que se atrevan a seguirle. Allí, en ellos, nos advierte las dificultades que nos pueden suceder a lo largo del camino, pero también, nos brinda la seguridad al prevenirnos que no seamos débiles y no declinemos los esfuerzos un solo instante. Nos pide seguir adelante sin dejarnos vencer por el temor, teniendo confianza absoluta en Él.

Recordemos: Jesús nos instauró un proyecto único cuyo contenido fundamental es el de Proclamar en todas partes la llegada del Reino de Dios en el mundo. Un Reino por la vida, una oferta de vida para todos los hombres y mujeres. De allí que ante las diferentes circunstancias que hoy vive el mundo en especial America Latina, los Obispos junto a su Santidad el Papa Benedicto XVI en Aparecida decidieron señalar que tanto la doctrina de la iglesia, sus normas, sus orientaciones éticas y toda actividad misionera transparentara esa oferta de Salvación al hombre mediante una vida digna en Cristo.

No olvidemos jamás que el discípulo se hace misionero por Jesús para comunicar vida, pero no de cualquier manera, sino una vida llena de abundante esperanza.


SEÑOR, TUS PALABRAS SON ESPERANZAS QUE DESPIERTAN EL CORAZÓN, TOMANOS DE LA MANO PARA PROCLAMARLAS AL MUNDO.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:50 a.m. | Permalink |


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