El proyecto que fundó Jesús tiene como contenido algo muy fundamental para el hombre: La proclamación de la llegada del Reino de Dios en el mundo. Una oferta que genera vida y que se va haciendo realidad en la medida que éste la realice de manera ejemplar cargada de los valores y virtudes que proclamó Jesús y con la demostración entre todos, de acciones y actos coherentes sobre su orden personal.

Y es que el orden en la persona es la transparencia del Reino. Dios nos invita a la salvación mediante la aceptación y puesta en práctica de las normas y orientaciones éticas que propone la Iglesia que nos ayudan a formarnos de la mejor manera en unos verdaderos testimonios de vida y para fomentar las cosas de Dios.

Estamos llamados a ser "sal de la tierra y luz del mundo" y por lo tanto a no ser indiferentes o conformistas, sino a llenar a la sociedad con el sabor de las cosas de Cristo. No olvidemos que Cristo ha hecho de los cristianos hijos de la luz, para que con su brillo puedan ser capaces de acabar con las tinieblas y las sombras que oscurecen la existencia de muchos seres humanos.

Jesús como buen Maestro y Guía nos transmite fortalezas en sus Evangelios con sus frases que incitan a la vida. Es así por Ejemplo cuando leemos los Cáp. 6.35; 10,10; 11,25; 14,6 de San Juan, allí Jesús nos aclara ciertamente que es el pan de vida, la guía de las ovejas para que tengan vida abundante, la Resurrección y la Vida; y el Camino, la Verdad y la Vida. Él es la vida de Dios, esa vida que nuestro Padre Celestial nos regala y que hace participe de ella al hombre como continuador de la creación.

Quien sigue a Jesús, lo conoce y entra en estrecha vinculación con Él, no se queda quieto. Se convierte en testigo y, con sus palabras, con sus acciones, pero sobre todo con su propia existencia, es capaz de darlo a conocer. Por su testimonio de vida, no sólo da a conocer al Señor, sino que su propia vida será una continua invitación a que también lo sigan.

SEÑOR, ENSEÑANOS A SER FRATERNOS Y A SER JUSTOS, DEJANDO QUE TU AMOR SE MATIFIESTE EN LA PLENITUD DE LA VIDA