lunes, noviembre 24, 2008
PERMITAMOS EL INICIO DE UN MUNDO NUEVO EN NUESTRAS VIDAS

De alguna manera todos los hombres nos hemos afanado por cambiar, mejorar y buscar un mundo nuevo; pero estos anhelos por dar vuelta a las cosas se van a tierra cuando nos vamos dejando arrastrar por las ideologías modernas de tipo existencialistas y personalistas que nos impulsan hacia caminos de desesperanzas y desilusiones, miseria y egoísmo. Nos atascamos en ellas y son muchas veces que pensamos apartarnos de esos anhelos y nos aislamos cerrándonos a la indiferencia.

Me pregunto entonces, ¿Será que nuestras condiciones humanas son así tan reñidas?, ¿Será que el mundo nos niega la posibilidad de vivir sin envidias, sin engaños y sin mentiras?, ¿Cómo hacemos para cambiar?

Reconozcamos que en el mundo existen personas que se creen justas y que todo lo tienen en sus manos, pero a la hora de prestar un servicio a la Obra de Dios, se niegan porque no disponen del tiempo para ello, se cierran en sus múltiples ocupaciones y no van. Otras se sienten débiles y hasta miserables pero creen y confían en la ayuda, las gracias y fortalezas que regala el Espíritu del Señor y son capaces de encontrar el lugar apropiado donde pueden empezar a construir un mundo nuevo.

Todos los hombres sin excepción estamos invitados a cambiar y construir un mundo lleno de esperanza, pero este solo se construye mediante una conversión sincera y de todo corazón, teniendo como centro en la vida a Cristo para que sea Él, el Maestro y Guía, el impulso y el camino por donde debemos transitar.

Y es este el mensaje principal de este tiempo de Adviento que vamos ya a empezar y que antecede a la Navidad, es un tiempo donde todos debemos proponernos realizar una verdadera y sincera conversión de corazón para darle a Jesús el puesto principal en nuestras vidas.

Adviento significa llegada y ese tiempo es para nosotros los cristianos un período de preparación para recibir a Cristo como nuestro invitado especial. Él quiere que le demos lo más preciado que tenemos: la vida.

Tomemos pues conciencia de que lo que vamos a celebrar ya que no solo es una fiesta familiar o de amigos muy fraterna, sino una fiesta espiritual para que Jesús nazca de una manera triunfal en nuestros corazones.

SEÑOR, TE RECONOCEMOS COMO NUESTRO SALVADOR, AYUDANOS A CAMBIAR.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:09 a.m. | Permalink |


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