jueves, septiembre 11, 2008
¿SERÁ QUE VAMOS EN CONTRAVÍA?

Los que vamos detrás de Jesús por haber creído en sus propuestas y que, de manera radical, hemos dejado todo a un lado del camino; nos sentimos preocupados por las actuaciones y demostraciones de muchos hombres y mujeres que pregonan llamarse “cristianos” y que no asumen con valentía los valores que el Maestro va enseñando, sino que se muestran contrapuestos a sus preceptos y simulando estar distraídos, se distancian cada vez más del plan de salvación que Dios Padre nos ofrece.

Parece ser que en el pensamiento humano existe una confrontación de intereses, entre lo que ofrece el mundo y lo que nos ofrece Jesús.

Somos muchos los que estamos solo ansiosos por sobresalir en el medio que vivimos y ser los mejores. Nos sentimos anhelantes por el placer, el poder, el dinero y todas esas comodidades que nos ofrece el mundo y descuidamos que además de ser personas con un cuerpo, poseemos un alma.

Dios quiere para cada uno la salvación mediante un plan de vida que nos ofrece a través de Jesús, donde se afecta todo nuestro ser en toda su dimensión y relación.
Para ello, se hace necesario transformar el pensamiento humano que va en contravia de lo que Dios quiere y de esa manera, convertidos en verdaderas fortificaciones, cimentemos una sociedad fraterna y solidaria que vive el amor y la misericordia con los más pobres y necesitados.

Jesús vino al mundo a pregonarnos un plan de vida ideal, que el hombre ha de continuar asumiéndolo con plena libertad y decisión. Ese plan nos exige la vivencia concreta de nuestra fe y decisiones que fortalezcan nuestro ser y que nos haga capaces de responder a las interpelaciones y llamadas de los otros, como seres solidarios y no individualistas.

Ser cristianos significa ser más humanos; y el Evangelio es una propuesta de vida para todo hombre sin distingo alguno de raza, religión o clase social, allí se nos invita a vivir un plan de vida ajustado a los deseos de Dios de acuerdo a una nueva visión de la vida, de la esperanza y de ser hombres que aman la caridad y la misericordia para hacer el bien a los demás.

Recordemos que Dios no quiere siervos sino hijos libres que asumen con responsabilidad y dignidad la vida, que seamos dadores de esperanzas y que asuman libremente la voluntad de su hijo Jesús.

“SI DIOS ESTÁ CON NOSOTROS, ¿QUIEN PODRÁ ESTAR CONTRA NOSOTROS?” Rom. 8, 31-39
 
posted by Laureano García Muentes at 5:55 a.m. | Permalink |


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