
Replantear la vida y estar conscientes de quienes somos y que hacemos, es la única manera de crecer y ser cada vez mejores. No somos perfectos, pero hemos sido llamados por Jesús para ser caminantes resueltos que se mueven hacia la perfección, hombres y mujeres que van uniendo deseos y esfuerzos con ansias infatigables de ser mejores cada día y que se disponen brindar a otros un testimonio con la vida.
El camino en que nos hemos empeñado a seguir es espinoso y duro, pero no es imposible. Por ello, es necesario tomar conciencia de la necesidad de tener a Dios como centro en nuestras vidas y pedirle con toda confianza que nos ayude con sus gracias ha fortalecer nuestra conciencia y así, con ella, luchar y enfrentar las adversidades que se presentan a diario.
Considero que una de las cosas fundamentales que hemos de plantearnos cada día es el de recomponer y fortalecer nuestra autoestima; porque estamos propensos a debilitarla en el medio en que nos movemos, vivimos y nos realizamos.
Cada jornada que realicemos ha de ser una esperanza por buscar nuevas oportunidades que nos llenen de alegría; todas se constituyen buenas ocasiones para renovar la vida con experiencias positivas.
Muchos ahí es donde se equivocan porque no aceptan tener errores y en vez de buscarle unas salidas, se cierran a la posibilidad de crecer y perfeccionar.
Quienes somos así y nos mostramos reacios en aceptar que somos volubles y que podemos fallar, al no querer ceder por querer aparentar ante los demás, tener poder, autoridad o supremacía, nunca podremos rehacer nuestras vidas y disponernos por mejorar.
Comprendamos que como padres, hijos, hermanos, trabajadores y parejas, nos equivocamos, somos humanos, por ello, erramos en nuestros comportamientos y necesitamos darnos cuenta de las equivocaciones que tenemos para buscar medios y manera para cambiar llegando así a la armonía en medio de nuestro convivir diario.
Aprovechemos pues, nuestras horas de reflexión y de luz, de tal manera, que con la ayuda de Jesús, podamos renovar todos nuestros errores y faltas para convertirlos en fortalezas; y como ese nuevo sol que despunta al comenzar el día después de dar descanso a las noches oscuras, salgamos irradiando nuestros compromisos adquiridos desempeñándolos con toda libertad y amor. Dios está con nosotros.
SEÑOR, DANOS LA CAPACIDAD DE SER MEJORES CADA DÍA PARA HONRAR CON ALEGRÍA TU NOMBRE SANTO POR SIEMPRE.