lunes, agosto 04, 2008
VIVAMOS A PLENITUD LA EXPERIENCIA DE DIOS

Tener fe consiste en decir un sí y un amén a la bondad del mundo. Es elegir un sentido pleno y radical que triunfará sobre lo desatinado. Por eso hoy los cristianos de fe le afirmamos al mundo que caminamos no a la catástrofe, sino a la plenitud de la vida en Cristo Jesús, nuestro Salvador.

Y es que la vocación a la que todos los hombres y mujeres estamos llamados es sublime, porque en ella está Dios mismo. Por eso afirmamos que el futuro del mundo esta basado en la vivencia plena del Reino de Dios; donde Él, será el principio y el todo en todas y cada una de las cosas.

Quienes aceptamos vivir como Jesús y dejamos que sea Él quien moldee la vida, marchamos por la vida haciendo enemigos de todo lo absurdo y profetas del sentido, de la gracia, de la esperanza, de la confianza en Dios y de la vida optimista; porque en la medida que vamos descubriendo a Dios en transcurrir de cada minuto y de cada hora del día, se va generando vida en nosotros mismos y nos constituimos en transmisores de esperanza a los demás.

Estos conceptos los traigo hoy porque es necesario que entendamos que existe un compromiso ante Dios de ser testimonios de generación de vida ante el mundo.
Bien conocemos que muchos hoy se debaten en medio de las dificultades y que por sus debilidades humanas, pierden la esperanza y solo se quedan allí estacionados contemplando solos y en un rincón, las incapacidades de luchar, las soledades y creen que ya no es posible hacer más nada. Se sienten derrotados.

Hoy es el momento de la reflexión y de la invitación a vivir la plenitud de la presencia de Dios. Evaluemos el compromiso de vivir la vocación cristiana. Los invito pues, a tener presente siempre que cuando nos llegan esos momentos de dificultades, tenemos que combatirlos con inteligencia, ánimo y de manera real, teniendo toda certeza y una profunda seguridad, que en medio de toda desesperanza, se vivencia la presencia de Dios.

Confiemos plenamente en las potencialidades que Dios nos ha regalado y pidámosle con total confianza y profunda fe que nos ayude a iluminarlas para sacarlas adelante, fijando siempre la mirada en Él.
Recordemos que Cristo nos dijo “si queremos seguirlo, debemos tomar nuestras propias cruces e ir tras Él”. Nunca nos hablo de triunfos rápidos y fáciles, sino que nos alertó sobre lo que podría ocasionar el desaliento a las pruebas, afirmándonos que Él posee el camino y la verdad para vencerla (Jn. 16.33).

SEÑOR, ENSEÑANOS A CAMINAR CON SEGURIDAD Y PROFUNDA CONFIANZA EN TI.
 
posted by Laureano García Muentes at 8:03 a.m. | Permalink |


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