martes, julio 22, 2008
JESÚS Y LA GENTE BUENA SIN FE

Al tomar hace unos días un taxi colectivo para ir al centro de la ciudad de Cartagena; escuchaba del taxista una conversación muy interesante y ejemplar para muchos hombres y mujeres que pensamos que si no tenemos una religión guía, no alcanzamos la salvación.

El conductor contaba la siguiente historia: “Así son las cosas de la vida. Ayer por ejemplo, cuando al caer la tarde y me iba a casa, al pasar por el Barrio Pie de la Popa, me detuvo una señora que me solicitó una carrera al aeropuerto. Yo cansado y agotado por el trajinar del día, pensé que era beneficioso trasladar a dicha señora y que ello, me representaría unos buenos pesos. Pero, me di cuenta que detrás de mi había venido un taxi afanado por tomar cualquier carrera y que su interés me decía que no había tenido un buen día.

Lo detuve y le pregunté si estaría dispuesto a hacer este viaje al aeropuerto, él cual me contesto de manera positiva: “No faltaba más, con mucho gusto”, sabes, ¡estoy bien necesitado!

La pasajera tomó el taxi y se fueron. Yo quede con una satisfacción ya que pude ayudar a alguien que lo necesitaba. ¿Saben una casa? Decía el taxista. A mi me gusta ser así, yo ayudo con mucho gusto a quien lo necesita”.
Yo le decía a todos, Así son las cosas. Muchas veces hacemos tantas obras buenas y ni siquiera en ese momento se nos viene a la mente Dios, ni Jesucristo. Muchos obramos por amor a quien vemos necesitados y que lo han perdido todo.

Hoy somos muchos los que nos sentimos derrotados, es decir, entre la espada y la pared y creemos que ya todo se ha terminado. Olvidamos que Dios está presente en cada uno de los momentos de la vida.
En las alegrías y en tristezas siempre habrá una luz que nos ilumina la salida o una fuerza que no permite que nuestras piernas se nos doblen, sino que aparece y utiliza cualquier medio o persona para lanzarnos a seguir luchando y hacia adelante.

En el mundo hay mucha gente buena que carecen de fe. A ellos les decimos hoy que en Jesucristo existe una fuerza con la cual le podremos ganar a todo, si colocamos nuestra vida en sus manos y confiamos en Él.

No confundamos esa fuerza misteriosa, bondadosa y amorosa de Dios con una acción mágica que nos hace sentarnos a esperar que acontezca; sino que es una fuerza interior que nos da el valor y nos llena de amor que nos hace victoriosos.

SEÑOR, TOMA POSESIÓN DE LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES Y DALE LA OPORTUNIDAD DE QUE TE CONOZCAN.
 
posted by Laureano García Muentes at 11:24 a.m. | Permalink |


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