jueves, julio 10, 2008
TENER SED DE DIOS

Como cristianos, seguidores de Jesús Maestro, nos comprometemos cada día a sentirnos requeridos por la sed que Dios tiene de todos y cada uno de los hombres, en sus ambientes y ocupaciones.

Si le aceptamos y le seguimos, colocamos en sus manos la cumbre de todas nuestras actividades y le pedimos que como Él, vayamos asumiendo a cada momento su generosidad y bondad para con los demás hasta disponer todos nuestros dones al servicio, de manera especial, en aquellos que necesitan del amor de Dios.

Cuando visionamos ciertos objetivos en la vida, vemos muchas veces que nuestras capacidades son muy cortas y hasta desproporcionadas; nos sentimos incapaces, inseguros e impotentes frente a ellas y es que, no confiamos en nosotros mismos y comprendemos que nos hace falta firmeza en la fe.

Pero entendamos, que en medio de las pruebas se hace manifiesto el amor que Dios nos tiene y ese amor de Padre bondadoso y misericordioso, nos impulsa a dejar a un lado nuestras pequeñeces perdiendo el temor de enfrentarnos a las realidades de la vida y ha tener absoluta confianza en Él. Así, sacaremos adelante nuestros proyectos e iremos sembrando las esperanzas.

Dios espera mucho de nosotros y espera que actuemos con la firmeza de la fe. Cuando cimentamos la fe, ella, nos va llenando de seguridad y de cualidades, las que se irán multiplicando en la medida que pongamos en sus manos nuestras vidas.

El Señor nos pide fe ante todas las situaciones y circunstancias. Vivenciar la fe es demostrar con obras los sentimientos que tenemos. Él espera de todos los hombres una respuesta afirmativa y valerosa, donde cada uno ponga de su parte haciendo todas las cosas como Él las quiere y sin dejarnos dominar de las preocupaciones.

Cuando dudamos y no tenemos fe en Dios, nos apoderamos del miedo y sentimos desconfianza ante todas las cosas, nos sentimos inseguros y no tenemos libertad interior.

Donde nace, crece y se reproduce el miedo se pierde de vista a Dios y se ahoga la bondad que existe en nuestros corazones; la vida se apaga y la alegría desaparece.


SEÑOR, CONFIAMOS EN TI, LIBERA DE NUESTROS CORAZONES EL TEMOR A RELIZAR NUESTRAS VIDAS DE ACUERDO A TU VOLUNTAD.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:49 a.m. | Permalink |


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