martes, septiembre 16, 2008
ATREVÁMONOS A ASUMIR LA CRUZ DE CRISTO

Quisiera invitarlos hoy a meditar sobre la cruz, tomando el modelo de Jesús; y a partir de allí, iniciar nuestros propósitos de cambio que poco a poco se nos irán dando por la iluminación y la fuerza del Espíritu Santo, que nos motiva para continuar los caminos del encuentro, sin mirar atrás.

Miremos la cruz y a Jesús sin dejar en ningún momento que el dolor, el sufrimiento y el desespero nos quiebren las piernas y caigamos a tierra; rodando en ella con la facilidad abismal que socava el pecado.

Coloquemos a Cristo centro en nuestras vidas y pongamos en Él todas nuestras miradas; tengámoslo como el modelo perfecto y como ese ser a quien queremos seguir e imitar con todo deseo y plena voluntad.

Les comento, que cuando Jesús asumió la cruz depositó en ella toda su confianza en Dios y obró con la certeza de que nos salvaría de la muerte del pecado. Cuando iba camino al calvario estuvo siempre motivado por ese ideal que soñó y que le legó su Padre: Morir en una cruz por la redención de todos los hombres.
Se llenó de fuerzas y en cada paso que daba estuvo confiado que nos daría el mejor de los ejemplos: Soportarlo todo hasta morir si fuese necesario clavado igual que Él en una cruz, dejándolo todo, resistiendo los momentos duros y difíciles de la vida y pensando en el triunfo que se lograría al resucitar a una vida nueva llena de esperanzas.

¿Y sabes una cosa? Para asumir la cruz de Jesús es necesario que exista en cada uno de nosotros esa voluntad personal y con ella, las fuerzas que nos de su Espíritu la que requerimos para poder vencer el dolor y el sufrimiento. Solo nos basta ir asumiendo la vida con entereza, siendo coherente consigo mismo y colocando toda nuestra confianza a la voluntad de Dios.

El Evangelio de San Mateo en el Cáp. 10.38 nos dice textualmente lo que el Señor quiere de nosotros y no solo eso sino que exhorta a los indecisos a que lo sigan diciéndoles: “El que no toma su cruz y me sigue, no merece ser mió”.

Jesús nos pide como sus amigos, sus allegados próximos, sus seguidores, los que decimos ser cristianos, que asumamos la cruz como nuestra bandera e insignia que nos guía y nos lleva a la plenitud.

Dios a cada uno de los hombres nos da unas cruces a las que hay que apropiarse como medio para alcanzar la salvación; ellas tomada como nuestro pedestal que da sombra, nos fortalece la decisión, la dignidad, la valentía, la honestidad, la sinceridad, el compromiso y el sacrificio, para manteniéndonos firmes en la fe y para ser fieles a sus principios.

SEÑOR, HAS QUE APRENDAMOS A LLEVAR NUESTRAS CRUCES Y CON ELLAS, ALCANZAR LA ESPERANZA QUE NOS PROMETES.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:54 a.m. | Permalink |


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