martes, mayo 06, 2008
¿SERÁ QUE APARENTAMOS LO QUE SOMOS?

Todos los hombres estamos expuestos a caer fácilmente en el sistema de las apariencias y de la falsedad cuando nos decidimos separar las creencias y la conducta, la vida y la fe o cuando nos creemos los buenos y que ya hemos alcanzado la “gloria” actuando y mirando a los que nos rodean, sobre nuestros hombros, creyendo que son unas pequeñas cosas ante nosotros, desechándolos como si fueran unas inmundicias.

Nos creemos unos superdotados y aparentamos ser creyentes y muy cercanos a Jesús repitiendo ante las gentes las formulas de las oraciones, pero en trasfondo de nuestras intensiones tenemos el corazón empeñado en fingir y aparentar el odio, el rencor, la apatía y el egoísmo, que tenemos y sentimos por los demás.

Ya muchos quienes viven así, sus propios pecados les tienen nombres propios y los señalan como una decencia. Al orgullo lo llaman dignidad, al engaño le dicen viveza, a la injusticia le llaman prudencia, al adulterio una aventura, en fin, utilizan una serie de mascaras creyendo que con engañar a la gente ya han logrado sus fines; pero se equivocan porque ante Dios sus corazones estarán siempre desnudos.

Jesús cuando nos habla, nos dice muy verticalmente, que debemos ser humildes y sencillos de corazón, y que no busquemos siempre los primeros lugares.
Él nunca fue doble, ni nunca aparentó una cosa y fue otra. Todo lo que dijo lo respaldo con su vida. La grandeza de un cristiano ha de estar siempre enmarcada en el servir a los demás con mucho amor. La autoridad ha de ser para servir y nunca un medio para ejercer el dominio o para buscar intereses personales.

Quien es humilde y se ubica dentro de aquellos que conociendo la verdad que Cristo pregonó, ha de poner su vida al servicio de los demás en especial de los pobres y necesitados e invita al mundo para que sea solidario y justo.

Hoy los invito a que nos liberemos de una vez por todas de las hipocresías y de esas ansias de ser superiores a los demás, ya que todos somos hijos de Dios y hermanos de Cristo. El orgullo y la doblez no nos llevan a ninguna parte.


SEÑOR, QUE NUESTRO OBRAR SEA SIEMPRE COHERENTE CON NUESTRO DECIR Y NOS ALEJEMOS DE TODA FALSEDAD.
 
posted by Laureano García Muentes at 7:30 a.m. | Permalink |


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