domingo, mayo 04, 2008
A RESPALDAR LAS PALABRAS CON LA VIDA

Es interesante ser creíbles y tener autoridad moral para que crean lo que decimos, de lo contrario, no podremos exigir responsabilidad y cumplimiento del deber si nosotros somos los primeros en mentir y actuar con irresponsabilidad.

Hay necesidad de ser coherentes y respaldar con acciones y con la vida, el hacer, el actuar y el cumplimiento de nuestras promesas.

Jesús nos reveló con sus Palabras y sus Obras la autoridad. Todo lo que salía de su boca lo respaldaba con su modo de vivir y su conducta; Él, hizo notar la diferencia que existía entre su deseo que consistía en la liberación definitiva del pecado y ese formalismo religioso que mostraban los fariseos de su época, quienes decían unas cosas y hacían otras.

Jesús, nos promete la felicidad verdadera y la vivencia mutua del amor. No nos promete paraísos artificiales a cambio de dinero y de prestigio. Con la autoridad que le viene de Dios, abre las puertas del corazón de los hombres y convoca a muchos para que le sigamos con fidelidad y firmeza; y no con las ansias equivocadas de llenar bolsillos y buscar intereses humanos.

Él, nos convida a todos quienes nos hemos propuesto a seguirle, que rompamos las barreras del mundo y sin que temor anunciemos en todos los lugares del mundo donde su amor nos inspire el Reino de Dios, que está basado en la verdadera justicia, en su palabras; no de una forma ideológica, sino con la vida; no con la amenaza, sino con la misericordia.

Todos los hombres hoy necesitamos la doctrina nueva de Jesús para exterminar ese poder que llevamos en el fondo de nuestros corazón de manera embrollada y que nos mantiene adormecidos haciéndonos caer muchas veces en los afanes de la codicia, la maldad, el engaño, la inmoralidad, el robo, homicidios, adulterios, envidia, calumnia, y la soberbia.

Como cristianos tenemos el compromiso de abandonarlo todo siendo consientes de que la renuncia no es algo romántico o el deseo incontrolado de castigar nuestro cuerpo con la convicción de que Jesús nos liberará. No, renunciar es la actitud radical que debemos asumir para abandonar lo que nos daña la vida y lo que nos ciega para ver y sentir su llamado.

El que opta por ser seguidor de Jesús, se parece al comerciante que vende todo lo que tiene para adquirir algo mejor, deja a un lado la muerte por la vida, sale de la esclavitud hacia la libertad y es capaz de dejar el egoísmo para compartir con los demás.


SEÑOR, VIGORIZANOS CON TUS GRACIAS PARA QUE NOS MANTENGAMOS FIRMES EN NUESTROS PROPOSITOS DE SEGUIRTE.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:03 a.m. | Permalink |


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