jueves, mayo 01, 2008
DISCÍPULOS Y MISIONEROS DE JESÚS

Cuando logramos tener el encuentro sincero y abierto con Jesús, nuestro ser se transforma y se abre al servicio de su obra. Iniciamos junto a Él, fortalecidos por la fuerza y dones que regala su Espíritu Santo, un proyecto de vida donde cada día vamos logrando el encuentro definitivo con Dios y la ayuda que nos lleva a integrar su valiente ejército que lucha y trabaja por reafirmar su Reino.

En su Palabra encontramos la transformación y el camino verdadero que nos abre hacia la libertad absoluta. Ella, nos sitúa en la realidad que vivimos, base fundamental para emprender junto al Maestro, una valerosa gesta en todo rincón del mundo brindando a todos los hombres y mujeres una transformación radical que les lleve a realizar una vida nueva que marche hacia la perfección y al descubrimiento de la misericordia de Dios.

Jesús tiene Palabra de vida eterna y es fuente de la vida. Él no nos llama a cada uno a vincularnos a algo trascendente, ni a leyes que sean permisivas. Nos llama y nos escoge en medio de nuestras desesperanzas y frustraciones en un mundo plagado de tanta violencia y falto de valores, a que nos vinculemos a Él íntimamente, siendo de Él y a que vayamos a anunciar la buena nueva en todo el mundo, participando así, en su misión salvadora.
Hoy nos interpela e invita a ser firmes y fuertes en la fe y a que asumamos valientemente, sin miedo y sin temor la conversión y el cambio radical de nuestra vida.

No nos incomodemos o molestemos como muchos hoy, cuando nos oyen y escuchan hablar de Dios. Necesitamos hombres decididos, con coraje, que no se escandalicen ni se salgan de sus casillas cuando escuchan las críticas que nos hacen porque según ellos nuestras palabras les parecen incomodas y molestas.

Hoy Jesús nos interpela y nos invita a ti y a mí, a que trabajemos sobre la conversión sincera de nuestro ser y a que, de una vez por todas, hagamos el cambio radical de nuestra vida.

Necesitamos que todas nuestras actitudes estén fundadas en la confianza absoluta de Dios y a tener una profunda fe en Él. Una fe firme nos conduce a la lucha permanente contra el mal y el pecado, nos llama a ser caritativos y amorosos, a dar la vida si es posible por Cristo y a sacar la cara por los demás.


JESÚS, AÚN TIENE MUCHAS COSAS POR DECIRNOS, DEJA QUE TE HABLE AL OIDO Y A QUE FIJE SUS OJOS EN TI.
 
posted by Laureano García Muentes at 7:35 a.m. | Permalink |


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