domingo, mayo 11, 2008
EL ESPÍRITU SANTO NOS CONDUCE A LA PLENITUD

Hoy estamos todos los hombres enfrentados a una gran realidad, la falta de fuerza que proviene del Espíritu de Dios. Como una contrapartida y en compensación de ello, nos hemos venido aferrando cada vez más a las cosas materiales, dándoles una importancia tan extrema que nos llevan a realizar actitudes engañosas, para así con ellas, alcanzar unos logros aparentes como es, la obtención de recursos económicos, la búsqueda ficticia de un bienestar en el campo social, un consumo desmedido en objetos ostentosos, sexo y hasta querer fingir ante todos con un mejoramiento corporal basado en cirugías estéticas que permiten cambiar las apariencias físicas.

En este estado de cosas superficiales, el hombre pretende cambiar de su mente, frustraciones y tibiezas creando situaciones que le son exageradas en la convivencia fraterna que les llevan a crear divisiones, inconformismos y hasta conflictos producto del egoísmo desmedido, de la tiranía frente a los otros, los odios, los rencores y el cierre de él ante nuevas oportunidades.

Esas y otras más actitudes que nos asfixian hoy a los hombres nos invitan a comprometernos como discípulos de Jesús a buscar caminos y fines que nos permitan ayudar a quienes viven dentro de ese enredo, para que vuelvan los ojos hacia Dios allanando toda fuerza que regala el Espíritu Santo y así, les ayude a realizar con sus propios atrevimientos, la búsqueda afanosa de convertirse en verdaderas personas que convivan la paz, la armonía, la solidaridad y sobre todo el amor.

Tener siempre presente que el hombre se hace más humano en la medida que se abre a Dios y a los demás, ha de ser nuestra meta primordial que nos apremie para que en estos tiempos llenos de tantas dificultades, tomemos actitudes diferentes a las que provoca el mundo.

La vida que ha de desarrollar todo cristiano deberá desarrollarse bajo la influencia que nos da el Espíritu Santo. Él está a nuestro lado y nos acompaña en los momentos de las pruebas, nos defiende y nos sostiene. Él es la raíz principal para que todo hombre alcance la plenitud y la verdadera libertad.

Jesús nos prometió: “El Paráclito (nuestro Abogado), el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, será quien nos enseñe todo y nos vaya recordando todo lo que Yo les he dicho” Juan 14. 26.

Jesús hoy nos invita a que dejemos a un lado las cosas que nos muestra la satisfacción en el mundo y lo aceptemos como el Camino Verdadero que nos conduce al Padre, discerniendo su Palabra y tomando de ejemplo su vida y sus obras a favor de los más necesitados.


SEÑOR, TU ERES MI DIOS, SOLO EN TI CONFIO LLENAME DE TI Y CONDUCEME POR EL CAMINO QUE ME LLEVE A LA PLENITUD.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:27 a.m. | Permalink |


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