sábado, mayo 31, 2008
"APRENDAN DE MÍ, QUE SOY MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN"

Una de las cosas más importantes que debemos meter y anclar en nuestro corazón, es que Jesús es bondadoso y misericordioso con todos y cada uno de los hombres. A Él, no le importan las razas, clases sociales o religiones, Él es Uno para todos.

Comprendamos que somos débiles y que esa fragilidad nos lleva muchas veces al pecado; pero entendamos que lo más grave del pecado no es el pecado en sí, sino el quedarnos acostumbrados y apegados en él, pensando siempre que Dios no nos ve, ni nos perdonará jamás esa falta.

Somos muchos hoy los que nos damos por vencidos, porque después de algunos esfuerzos y luchas no logramos someter la debilidad. Recordemos la parábola del Hijo Prodigo (Lc. 15,11-32). El hombre busca su libertad (desprendimiento de todo lo dañino que habita en el corazón) pero cree que Dios no lo permite o se la quita. Por este pensamiento, se aleja de Él, pensando que no es capaz de darle la cara y que no va ha ser comprendido.

No nos equivoquemos, Jesús es infinito amor y más para aquellos que se sienten agobiados y desesperanzados, de los afligidos y débiles, de los que sufren y lloran, de los frágiles y de corazón humilde.
Nuestras caídas muchas veces nos duelen en lo más profundo del alma, pero nos dan la oportunidad de recapacitar mediante un encuentro sincero y decidido con Él. Y es allí precisamente, donde podemos ver con nuestros propios ojos la gran misericordia de Dios y ese poder que tiene como Padre, de ayudarnos a ser capaces de vencer las debilidades más profundas enraizadas en nuestros corazones.

Son muchas las veces que creemos que Dios no está presente en medio de nosotros, que podemos escondernos detrás de árboles como lo hicieron nuestros primeros padres para que no les viera. No dudemos nunca de su bondad y de su corazón misericordioso, Él no es castigador como muchas veces lo creemos, Él escribe recto sobre reglones torcidos.
Los justos que parecen despreciados por Dios son en realidad los más amados. Nuestro Dios-Padre se desfallece ante los humildes.

SEÑOR, TU NOS INVITAS A LA RECONCILIACIÓN, AYUDANOS A RETIRAR NUESTRAS CARGAS Y A LOGRAR LA PAZ.
 
posted by Laureano García Muentes at 8:34 a.m. | Permalink |


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