domingo, marzo 02, 2008
VIVIR EL PODER DE LA FE

Cuando tengamos absoluta confianza en Dios y aceptemos que sea Jesús el Maestro que moldee nuestro ser, experimentaremos la vivencia plena del poder de la fe.

Para vivir y experimentar su poder, nuestras actitudes frente a la vida han de ser concretas, viviendo la serenidad, la tenacidad, la ternura, la firmeza, la audacia y siendo disciplinados.
Valores estos, que debemos anclar en nuestros corazones y hacerlos visibles al mundo exterior, mediante la entrega incondicional al seguimiento de Jesús, brindarle el amor a todos los que nos rodean, perdonar y aceptar a los demás tal como son, siendo solidarios y misericordiosos. Así, demostramos con hechos y acciones, que en nuestro interior se hace viva la presencia de Jesucristo.

Un firme seguidor de Jesús debe contagiar y estremecer a la sociedad con testimonios de vida que manifiesten su coherencia con el Evangelio, haciéndose notar en él, la armonía interior y la felicidad plena que ha logrado mediante la firmeza de sus actitudes, que denotan claramente una vida nueva en su corazón.

Una fe fortalecida ha de manifestarse mediante experiencias de victorias. Dios se hace presente en nuestras vidas a cada instante para ayudarnos a superar toda dificultad, a darnos alegría donde hay tristezas, derrotas y angustias.
Viviendo la fe en nuestro interior ya no habrá espacio para la oscuridad y las sombras que llevan al desespero y a la muerte, porque Dios estará con nosotros guiándonos todos los días hasta el final de los tiempos.

Hoy les digo, Dios es sincero, Él no miente ni mucho menos se arrepiente de sus promesas, cumpliendo con lo que nos promete.
Si somos pacientes en la espera y confiados en su poder, todo lo que deseamos y necesitamos se nos dará.

En este tiempo de cuaresma es importante que meditemos sobre lo que estamos haciendo con nuestras vidas; si desconfiamos de las cosas que Dios nos pone a diario en el camino para irnos evaluando la fidelidad, si estamos siendo capaces de apartar de nuestro lado todas esas cosas que nos hacen resbalar y caer, que le amamos y le seguimos humildemente y que nos apasionamos por ser sus hijos predilectos siendo sinceros con la misión que nos ha encargado.

“TODO LO QUE PIDAN EN ORACIÓN, CREAN QUE YA LO HAN RECIBIDO Y LO OBTENDRAN”
(Marcos. 11.24)
 
posted by Laureano García Muentes at 4:51 a.m. | Permalink |


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