jueves, febrero 07, 2008
¡CONVIERTE Y CREE EN EL EVANGELIO!

Con insistencia continúa Dios clamando día a día por nuestra conversión y para que nos convenzamos de que no somos una isla olvidada en medio del océano, sino que tenemos valores que hoy más que nunca, se hacen necesarios compartir los unos con los otros.

¿Cuantos nos hemos equivocado cuando pensamos y creemos que el otro con quien compartimos la vida cobra valor a la medida que es necesario para nosotros; o cobra valor, cuando tiene una gran utilidad para nuestros intereses personales? Y así, nos la pasamos gran tiempo de la vida concentrados en pensar como hacer para obtener poder y dinero a costa de los demás y por acabar o destruir la mal llamada por nosotros vida fraterna a través de los vicios, la guerra de poderes, la violencia, los odios, rencores y envidias.

Nos encerramos tanto en nuestras vidas que se nos olvida que Dios nos da la vida y nos brinda la luz para lograr alcanzar nuestros triunfos y las cosas materiales que poseemos, según los dones que nos ha brindado.

Es necesario pues, que meditemos hoy que todas las cosas materiales que logramos obtener con la ayuda de Dios, son necesarias compartirlas con los demás y más, con aquellos que nos rodean.

Hemos venido olvidando a Dios y de ese amor que nos da gratuitamente. ¿Cuantos hoy nos hemos olvidado de la responsabilidad de entregar amor a los demás y nos limitamos únicamente en trabajar toda una vida con la intensión de dar a nuestra familia o a nuestros hijos un mejor bienestar económico y social?, ¿Cuántos se nos olvida que debemos cumplir el mismo papel de Dios en nuestras familias para construirla y llenarla de su amor y solo queremos entregar en sus manos semillas de odio, rencor, envidias hacia los demás; cuando nuestro deber es y será siempre sembrar cariño, comprensión y afecto para que todos en un mañana construyan una sociedad diferente y llena de amor?

En este tiempo de la cuaresma, que iniciamos ayer miércoles 6 de Febrero se nos pide conversión y renovación de nuestras vidas creyendo en Dios a través del Evangelio que nos entregó Jesús, que sintamos en lo más profundo de nuestros corazones que somos una bendición, que tenemos valor y que nuestras vidas son importantes siempre y cuando las compartamos con los demás.

DEDÍCATE A SENTIR QUE TU AMIGO, TU HERMANO, TU HIJO Y TU ESPOSA, SON UNA BENDICIÓN PARA TI.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:49 a.m. | Permalink |


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