viernes, enero 18, 2008
VIVIR FUERTEMENTE UNIDO A LA PRESENCIA DE DIOS

Hace unos días me decía un amigo que se sentía fatigado por la cantidad de problemas que se le presentaban en la vida, y me repetía insistentemente: “Me siento entre la espada y la pared y creo que ya no tengo más nada que hacer sino declararme derrotado”. Yo le decía, que no se desesperara tanto y que tuviera confianza y esperanza en Dios, que se afeará a Él y le orará pidiéndole que le ayudara.

Le recordé que unido fuertemente a Él, encontraría la luz que iluminaría la salida a las situaciones difíciles y la fuerza que endurecería sus piernas para que los pasos a dar sean seguros y pueda así, proseguir en busca de las metas e ilusiones planteadas. Le afirmé que en Él está el poder y la oportunidad que buscamos.

Es Él quien puede ayudarnos a volver a sonreír, su presencia entre nosotros nos invita y nos llama a cada uno a contar con Él.

Le comenté que en la carta a los Romanos Cáp. 8.37, San Pablo al enfrentar tantas dificultades dijo: “Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”.Con esa frase nos exhorta a que busquemos en medio de las dificultades y problemas a Jesucristo como la fuerza interior, que nos llena de valor, de amor propio y nos hace salir victoriosos.

Le dije además, que son muchos hoy los que se dejan llevar por las depresiones que le causan las dificultades de la vida y hasta dejan que su corazón se oscurezca de tristezas y se olviden de la ayuda del Espíritu Consolador que es el Espíritu del Señor, que nos impulsa a dejar todo a un lado y ser felices.

Le Atestigüe todo lo anterior con mi experiencia de vida, exhortándolo a que buscara a Cristo y le permitiera habitar su corazón, dejándolo que lo llene de gozo y de su poder, para que una vez fortalecido por Él, fuera capaz de enfrentarlo todo dejando a un lado las cosas que dañan los pasos, sin temor a nada.

Le recordé que Cristo se sacrificó por nosotros, enfrentando el dolor y muriendo en una cruz por amor a nosotros, a fin de hacer presente el amor que Dios Padre nos tiene a cada uno de los hombres.

Por último le dije: Aunque existan las crisis más duras de la vida nunca nos hemos de sentir sin amor, porque Dios, el dueño y Señor de todo, nos ama tanto que nos inyecta en las venas ese don, dándole así, el verdadero sentido a la vida.


SEÑOR TOMA POSESIÓN DE NUESTROS CORAZONES Y LLENANOS DE FELCIDAD.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:36 a.m. | Permalink |


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