martes, enero 08, 2008
VIVIR LA NUEVA OPORTUNIDAD

Durante el mes de Diciembre la iglesia en todo los lugares del mundo nos exhortaba a que reflexionáramos sobre lo que ha sido nuestra vida y la manera sincera como debíamos prepararnos a presentarla renovada como ofrenda al Rey de Reyes al nacer en el pesebre de nuestro corazón.
Muchos sentimos la sensación del encuentro personal y entre los rincones de nuestra alma, escuchábamos esa pregunta tajante que nos hace el Salvador cuando nos afanamos por conocerle: ¿Qué buscas?

A muchos nos sorprende su pregunta, pero es bueno que entendamos la forma como delibera nuestro interés de conocerle y seguirle. Él no utiliza presiones, ni mucho menos nos batalla para que vayamos tras sus huellas, ¡NO!; solo quiere de nuestra parte sinceridad y una absoluta libertad para que nos sintonicemos con su verdad y así, nos constituyamos en sus auténticos discípulos.

Él les preguntó también a los dos discípulos de Juan Bautista, Andrés y a Juan, cuando decidieron ir detrás de Él, cuando le escucharon a Juan decir: “Este es el cordero que quita los pecados del mundo” (Jn.1, 35-42).

Hemos conocido donde y de que manera nació. Reconocemos el portal que en Belén le vio nacer. Allí, no había lujos ni riquezas, ni paredes y cuna enchapados en oro, solo un Mujer llena de la grandeza del Creador quien daba a luz con dolores de parto al Hijo Unigénito de Dios al lado de José y unos animales que pastaban.

El Hijo de Dios nacido en medio de la humildad, la sencillez dándonos el ejemplo de que para alcanzar la salvación solo se requiere dejar a un lado las avaricias, los lujos, las riquezas, teniendo la disposición libre y voluntaria de conocerle y seguirle.
Él quiere que le reconozcamos y experimentemos su gran amor y sin dudar, lo aceptemos y salgamos por todo el mundo llevando en cada uno de nuestros corazones su luz radiante como esa estrella que los Reyes Magos encontraron en el camino y que hoy nos da el testimonio de que Él es camino único que nos lleva al Padre.

Nadie puede hacer una verdadera experiencia de Cristo sin quedar con alguna huella visible. El evangelio que cito, nos muestra cómo el conocimiento de Cristo nos lleva a tener una necesidad muy grande de trasmitirlo a los demás. El mismo Andrés no duda en llevar la buena noticia de que han encontrado al Mesías a su hermano Simón, para después presentarlo con el Señor y que Cristo lo escoja para seguirlo también. El apostolado brota en todo corazón como una exigencia de quien ha experimentado el amor de Dios en su alma y desea ardientemente que los demás también puedan gozar de este maravilloso encuentro.


“NO TENGAN MIEDO YO ESTARE CON USTEDES HASTA EL FINAL DE LOS TIEMPOS
 
posted by Laureano García Muentes at 3:40 a.m. | Permalink |


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