jueves, diciembre 20, 2007
¿ SOY UN LUGAR PARA DIOS ?

Una de las reflexiones que debemos hacer en este Adviento es mirarnos que tanto podemos “ser un lugar para Dios”; donde nazca y habite Él por siempre. Recordemos que todos somos un templo de Dios y que Él nos hizo a su imagen y semejanza.

Entendiendo que en “nosotros” se ha de gestar un lugar para Dios, el lugar ha de ser sagrado, bendecido, cuidado y nunca profanado. Nuestras actitudes, cualidades y acciones, han de estar en constante agradecimiento por sus gracias y bondades, afirmando y consolidando todos los esfuerzos, mediante un dialogo sincero con Él de manera permanente y con la convicción de que está presente influyendo en la vida de cada uno.

Dios en este tiempo nos pide ser diferentes y que estemos dispuestos a cambiar el rumbo que llevamos de nuestra vida para que valoremos a todos lo que nos rodea y en especial aquellos con quienes compartimos y realizamos nuestra vida, reconociéndoles su capacidad de servicio y solidaridad; sin egoísmo y desprecio.

Nuestra vida al tomar este sentido y ser transportada por los caminos de Dios, debe estar dispuesta siempre al servicio y al compartir; no con lo que nos sobra, sino dando aunque nos duela, lo que tenemos y que otros necesitan.

La grandeza de los hombres no se mide por los conocimientos que tiene, ni por los títulos que logre alcanzar; nI por los bienes que acumule o por los éxitos sociales, sino siendo bondadoso, misericordioso, solidario y fraterno.

Solo en el amor y el servir se logra edificar un templo para Dios en nuestro corazón y con cada acción, hacer realidad el Reino de Dios en toda la humanidad.

Ser un lugar para Dios, es entregarse sin reservas siguiendo el ejemplo de Jesús, Él, quien a pesar de no tener donde reclinar su cabeza, le dio a los demás salud, vista, movimiento, luz verdad, esperanza y alegría.


DIOS NO MIRA LO QUE SE DA, SINO EL CORAZÓN QUE DA
 
posted by Laureano García Muentes at 3:33 a.m. | Permalink |


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