martes, diciembre 04, 2007
EXPERIMENTAR LA PAZ DEL CORAZÓN

Al iniciar el mes de Diciembre muchas son las personas que viven y sienten un ambiente diferente. Hay alegría, hermandad, fraternidad, solidaridad y el compartir como hermanos y como familia.

Es Diciembre el mes más hermoso del año y donde se nos brinda la oportunidad para prepararnos como iglesia a festejar los misterios que rodean la navidad, como son la Anunciación a María la Madre de Dios, el Nacimiento de Jesús, la visita de los pastores y personalidades al pesebre, como también la huida de José, María y el Niño a Egipto y la presentación del Niño en el templo.

Lo más importante de estas fiestas para el hombre sin importar raza y religión, es concebir en lo más profundo de su ser, el nacimiento del Hijo de Dios. Esa concepción se percibe en la medida que se asume el Adviento como el tiempo que se dispone para reflexionar sobre los preparativos a la fecha del Nacimiento de Jesús en cada corazón, renovar nuestro espíritu y experimentar la venida gloriosa del Hijo del Hombre que trae luz y paz duradera a toda la humanidad.

¿Cuantos somos hoy los que solo nos preocupamos por disfrutar las fiestas que se celebran como novena de aguinaldos, villancicos, la natilla, pavos rellenos, perniles; y dentro de esas festividades decorar con toda clases de luces y adornos las casa para que luzcan bien, pero, en su interior se vivencian persona o familia separadas de Dios con ambientes tensos, desunidos, en desamor, odio y rencores fingiendo al mundo y a la sociedad un bienestar ficticio?

Todos disponemos de cuatro semanas para recapacitar lo que hemos hecho con nuestras vidas, a buscar compartir más con aquellos que necesitan de nosotros, a que nos abramos a los caminos de la luz, a que afiancemos nuestra fe y nuestra esperanza, a que nos comprometamos a vivir el Evangelio, a que no nos dejemos llevar por los placeres y vanidades, a que vivamos junto a nuestras familias y amigos con responsabilidad y solidaridad y a que nos preparemos a recibir dignamente al Señor.

Desde hoy dispongámonos a sentir la segunda venida del Señor, vivamos nuestras alegrías mediante un encuentro sincero y franco; gocemos la esperanza desde ya de la espera con un corazón atento, amoroso, rebosante de buenas obras y abierto cada vez más al servicio a los demás.

SEÑOR QUEREMOS CONOCERTE CADA VEZ MÁS, VIVIR CERCA DE TU CORAZÓN ALEJADOS DEL PELIGRO Y DEL PECADO.
 
posted by Laureano García Muentes at 3:32 a.m. | Permalink |


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