martes, noviembre 20, 2007
PREPARANDONOS PARA EL CAMBIO

Muchos de los que hoy viven atemorizados por los escenarios catastróficos ocurridos alrededor del mundo, piensan que las profecías escritas en el Libro del Apocalipsis, se están cumpliendo y que todo se acabaría en corto tiempo.
Vemos también, que en medio de todos estos sucesos naturales, siempre hay otros, que como “profetas”, predicen día y hora en que todo acabará y aprovechan esos momentos para crear el caos, la conmoción y el engaño para desestabilizar la conciencia de muchas gentes en el temor y hasta en la búsqueda afanosa de un dios alejado de todo principio establecido.

En el Evangelio de San Lucas Cáp.21, 5-19, Jesús nos pone en guardia contra el encanto de los falsos profetas que fácilmente nos pueden engañar con promesas fuera de todo horizonte evangélico.
Por ello, se hace desde ya necesario que nos apartemos de todo subjetivismo, del relativismo y de otras características peligrosas que nos hacen inducir a interpretar la palabra de Dios según nuestros propios intereses, alejándonos de todos los valores humanos y cristianos.

Como Iglesia de Jesucristo debemos unirnos en constante oración para que como seguidores del maestro, seamos fortificados por el Espíritu Santo y demos testimonio verdadero de que Cristo vive y que nadie fuera de Él puede predecir el día ni la hora de su llegada.

Es importante que inventariemos nuestra vida y todo aquello que ha pasado por nuestras manos, preocupándonos más por buscar las cosas que Dios coloca a nuestra disposición, para que en esa indagación afanosa, lo reconozcamos como Él único Señor dueño de todo lo que existe, que formamos parte importante en la creación, que no somos débiles y que no nos dejamos asfixiar por falsas promesas e ilusiones vacías de falsos testigos, sino que con Él a nuestro lado, vamos caminando y descubriendo que existe desde ya, en este mundo, un encuentro feliz y definitivo lleno de maravillas verdaderas.

Desde ya, pisemos firmes y avancemos con una fe sólida y fortificada por el Espíritu, descubriendo que es necesario discernir de los signos de estos tiempos la presencia viva de Dios, para que las tribulaciones no nos derriben.


NO DEJEMOS PARA ÚLTIMAS HORAS LA BÚSQUEDA AFANOSA DE DIOS, PORQUE EN ESAS TARDES HORAS, NO LO IREMOS A ENCONTRAR.
 
posted by Laureano García Muentes at 3:42 a.m. | Permalink |


0 Comments:


<body>