martes, noviembre 13, 2007
NO LLORES LA SOLEDAD, DIOS ESTÁ A TU LADO

Muchos vivimos angustiados por las necesidades y las soledades guardadas en los corazones. Ellas, muchas veces hacen paralizar la vida exterior, sin que nos inquieten y hagamos el menor esfuerzo por superarlas. Es triste ver como nos vamos acostumbrando a ellas, sin que exista el menor deseo de mirar adelante. Nos tendemos en los pisos como tullidos y enfermos, ansiamos desesperadamente que quienes pasan a nuestro lado nos vean, se apiaden y nos sanen. La vida que hemos venido construyendo la realizamos en medio de soledades.

Recuerdo ese día que pasé cerca a uno de los puentes de mi barrio, cuando vi un hombre harapiento acostado lamentándose de su desdicha de andar en la calle, quien decía entre tantas cosas como gozaba su niñez junto a su madre, que con esfuerzos le suministraba todo lo que deseaba. Pero al morir ella, todo pareció habérsele venido encima. Su padre que casi no conoció, llego donde sus abuelos con actitud agraviante a reclamar lo que le correspondía y a él, maltratarlo verbal y físicamente.
Y me decía llorando: tuve que fugarme de sus manos para vivir está vida en la que llevo ya alrededor de 20 años, caminando, en medio del vicio y de muchas necesidades.

Yo me le acerque y le pregunté a cerca de sus familiares y me respondió que ya sus abuelos habían fallecido y que sus tíos y sobrinos no deseaban saber de él. Lo mire muy detenidamente y vi en su cuerpo varias señas de fuertes peleas y de maltrato. Llagas en sus pies que le impedía caminar.

Se me vino a la mente ese pasaje del Evangelio de San Juan Cáp.5. 1-18 que habla de ese paralítico que encontró Jesús en Jerusalén cerca de la Puerta de las Ovejas, en la piscina llamada Betesda quien con lágrima en los ojos suplicaba que lo metieran en el agua para sanar su enfermedad, porque no tenía a nadie que lo metiera. Jesús, mirándolo a sus ojos le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda”.

Le dije: Dios nos ha dado a cada uno todo lo que necesitamos para vivir, para que no estemos mendigando el amor y el cariño de otros; no hay necesidad de seguir llorando y lamentarte de tus necesidades, Dios está a tu lado guiándote y ayudándote a vivir tu soledad. Sabes, tú también eres importante y valioso. Tienes que animarte y empezar a soñar en realizar una vida diferente, sin esa ayuda de los demás. Solo en ti está la solución de todo lo que te pasa. Dios tiene en sus manos el amor que tu necesitas, con Él y junto a Él, vas a encontrar esas alegrías que siempre has soñado, confía en que te va acompañar y a sacar de esto. Anímate y no hagas que la soledad te invada el corazón haciéndote sentir infeliz ante los demás, tu puedes.

Mirándome a los ojos y muy animado me tomo las manos y agradeció mis palabras diciéndome que quería cambiar de vida, y que acudiría a una fundación que ya había conocido, quienes le habían ofrecido la ayuda para sacarlo adelante.

Proseguí mi camino dándole gracias a Dios por haberme permitido realizar este momento junto a ese hombre de la calle.

CON EL SEÑOR EN NUESTROS CORAZONES SOMOS CAPACES DE CALMAR MUCHAS NECESIDADES. ÉL ES LA GUIA PERMANENTE DE NUESTROS ACTOS, ÉL ALIVIA LAS SOLEDADES.
 
posted by Laureano García Muentes at 3:58 a.m. | Permalink |


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