martes, noviembre 27, 2007
SOLO ENCONTRAMOS LA SALVACIÓN POR MEDIO DE LA CRUZ

Al proclamar a Cristo como Rey del Universo los cristianos no queremos enmarcarlo dentro de un contorno supremo y triunfalista lleno de poderes como a los que hoy vemos en los medios donde desarrollamos nuestra vida y en la sociedad; en donde aquellos que poseen el poder se posesionan de la fama y del dinero para violar los derechos fundamentales de los hombres y fomentar el dominio del egoísmo, la deshonestidad, el odio y el rencor.

El reinado de Cristo está basado en la humillación de la cruz mediante la aceptación del dolor, gestos de amor y el perdón.
A través del reino del amor que Él nos inspira, los hombres podemos vivir la solidaridad, el servicio a los demás, la paz, la justicia y la fraternidad, valores y preceptos que son fundamentales para la convivencia humana.

Su reino es de amigos; y se cimienta en la amistad, para que tengamos la certeza de que somos valiosos, que Él nos ama y que nos acepta tal cual como somos.

En el reino de Jesús, no existe el triunfalismo, ni los aplausos, solo Él desea que quienes se dispongan a integrar su Reino y den los pasos para seguirlo, lo entiendan y lo comprendan siendo en ello lo más importante el descubrirlo y estar al tanto de cual es la misión a la que Él nos llama.

Cristo, el Salvador, el Rey de Reyes asume todos los pecados de los hombres, haciéndose humilde y sencillo de corazón. Ante Pilatos Él mismo fue capaz de proclamarse Rey. Así, quedo inscrito en la cruz cuando le colocaron la tablilla encima de su cabeza con las palabras INRI, que significa Rey de los Judíos.
Lo proclamaron Rey, los dos ladrones que estaban a su lado, el primero cuando le dijo: “¿No eres tu el Mesías?, sálvate a ti y a nosotros” y el otro, cuando reconoce la injusticia que le hicieron al clavarlo en una cruz junto a quienes eran condenados con una pena justa. Y le dice: “Acuérdate de mí Señor cuando estés en el paraíso”.

No salgamos espantados, presurosos con temor a la cruz y a las dificultades que nos apremian cada día. Jesús, Cristo, el Rey del Universo, resucitó y está vivo. Él quiere que le reconozcamos en medio de las dificultades, porque en ellas, nos llena de fortaleza y de sabiduría.
Seamos capaces pues de soportar los altibajos de la vida y carguemos como nuestro Rey las cruces que nos depara la vida, ya que en el dolor y tristezas, Él va a nuestro lado apoyándonos y guiándonos hasta lograr la victoria.

“A LA SOMBRA DE LA CRUZ, NACEN LAS GRANDES OBRAS”
P. Francisco Jordán
 
posted by Laureano García Muentes at 3:44 a.m. | Permalink |


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