domingo, diciembre 02, 2007
UN TIEMPO PARA DESCUBRIR LA ESPERANZA

Todo en la vida tiene su tiempo. Hay un tiempo para vivir, soñar y para descubrir las esperanzas. Cuando hablamos de esperanza, los cristianos testimoniamos como se le cumplieron los sueños que se manifestaban como promesa del Señor, al pueblo de Israel, que salio en busca de la tierra prometida, guiados por patriarcas y los profetas escogidos por Él.
No cabe ninguna duda que con la venida de Jesús, el Hijo de Dios, se cumple lo que se venía presagiando a cerca del Mesías; y con su venida Dios le da a la humanidad su Hijo Unigénito para ganarle la batalla al mal que socavaba al hombre y con su presencia viva, la llena de esperanza en una vida nueva, para que aquel que opte por seguirle, tenga los deseos e ilusiones de sacar adelante con la ayuda del Espíritu Santo, planes y proyectos familiares, sociales y de una entrega definitiva al servicio de su Obra.

Muchos hombres al sentir en su corazón el llamado que hace Jesús, se afanan por buscar los modos y medios posibles para escucharle y seguirle. Algunos como Zaqueó se sienten pequeños y en medio de sus sombras y con sus deseos reviven sus esperanza mostrando su interés de conocerle. Otros, al notar el testimonio de los discípulos, recurren a pedir la reconciliación y con decisión se les acercan para pedirles información, asesoramiento y hasta ayuda para encontrar la manera de vincularse definitivamente a algún programa pastoral donde se le de la oportunidad de servirle a Dios. Estos han decidido abandonarlo todo y buscar las huellas del Salvador.

Pero hay otros que se han apegado tanto al mundo, que no les interesan vivir la intensidad de la luz que ofrece Jesús y por su falta de fe y de una pasión por las cosas religiosas, se convierten en personas frías que no sienten la atracción por encontrar al Señor y se condenan a vivir el pecado.

Solo quien vive a Dios con toda su intensidad siente que Él está presente en todos los espacios de la vida y que puede con su ayuda lograr la sanación de su espíritu. Solo basta una decisión, el deseo de buscarlo y de encontrarlo. Él está vivo y quiere que todos nos afanemos en hallarlo para que seamos testimonio de esa inmensa alegría que se siente al tenerlo en lo más profundo del corazón.

No te acongojes a pesar de las dificultades que vives y que hacen parte del entretejido de la existencia. Aprendamos de ellas y saquemos lo mejor de lo peor. Mantengamos nuestro corazón firme a su voluntad y démosle gracias por todo lo que nos sucede.


EN MEDIO DE LA DESESPERANZA ESTÁ LA LUZ DE CRISTO.
Él,NOS LLENA DE ESPERANZAS PARA SEGUIR EL CAMINO LLEVANDO CONSIGO NUESTRAS CRUCES. DESCUBRÁMOSLO EN ELLAS.
 
posted by Laureano García Muentes at 3:53 a.m. | Permalink |


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