martes, enero 29, 2008
TENER CONCIENCIA DE LA PRESENCIA DE DIOS

Cuantos somos los que hoy vivimos la vida por vivirla y nos dedicamos a producir y hacer más y más con el convencimiento de que ella, es una gran fuente de actividad que cada día va y va hacia delante. Pero, ¿cuantos de los que pensamos así nos hemos equivocado?

La vida es un don que nos regala Dios y ella tiene sentido cuando la realizamos enmarcándola dentro de los parámetros que Él ha señalado; eso si, cumpliendo siempre su infinita voluntad y realizándola como un testimonio visible y palpable dentro de la misión que nos ha encargado de manera individual, para que sean muchos los que crean y se salven.

Es necesario pues, que los hombres hoy tomemos conciencia de la presencia de Dios en nuestras vidas y que su razón fundamental es la de compartirla con los demás.

Dios en su infinita gratuidad nos alimenta de amor para que seamos como Él amorosos, caritativos y serviciales, instituyéndonos sacramentos suyos. Por tanto, hemos de ser señales suya ante el mundo, para que aquellos quienes piensan equivocadamente que la vida es como una gran empresa que entre más se esfuerce por producir más se obtienen ganancias y dividendos; se convenzan que en Él, se vive la esperanza, la felicidad y sucumben las derrotas y los desaciertos.

Todas las personas sin excepción nos fundamos por la gracia de Dios en comunicadores ante el mundo y la sociedad de su amor. Dios nos ha llamado a ser Pescadores universales de los hombres y nos ha invitado a ir sin ningún temor, de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad y de persona en persona sembrando la semilla del Reino mediante su Palabra y el testimonio de nuestras vidas.

En el Bautismo que recibimos cuando pequeños, se nos ungió con el Santo Crisma y se nos consagró ante Dios como Sacerdotes, Profetas y Reyes. Por tanto, tenemos que vivir y profesar en cada una de nuestras actividades esos oficios y esos dones particulares recibidos.

Todos en particular somos importantes para el mundo y poseemos en nuestras manos la misericordia de Dios. Él, nos regaló la vida para disfrutar su presencia y ser felices; por tanto, no podemos dejarnos atrapar por el inmediatismo, ni mucho menos por el sentimentalismo que es la fuente principal de las frustraciones. Él, nos hizo fuertes y maduros para ser trascendentes e ir más allá de nuestras posibilidades, más allá de lo que nuestros ojos pueden mirar.

SEÑOR SOMOS TUS ELEGIDOS Y ENVIADOS, LLENANOS DE VIDA PARA DARTE A CONOCER A MUCHOS EN EL MUNDO.
 
posted by Laureano García Muentes at 3:49 a.m. | Permalink |


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