Cada día es una experiencia nueva de vida, ella nos la regala Dios y con Él debemos ser correspondidos afanándonos por hacer las cosas lo mejor que se pueda, acrecentando su amor con quienes compartimos la vida, nuestras responsabilidades y aquellas iniciativas que nacen de la fuerza y esperanza, para así, realizar en nuestro caminar por la vida, proyectos y propuestas para un mejor bienestar de la humanidad.
Cada día, es un vivir lo mucho que tengo por hacer. Es darle confianza a mis pasos y todo aquello que estamos por realizar y transitar. Es ejecutar bien todas las tareas satisfaciendo la voluntad suprema de Dios, concluir mis tareas, mirando el beneficio de los demás y trazar nuevos retos que nos estimulen el pensar, el sentir y me enseñe ser testigo ante los demás que vale la pena vivir cada nuevo día.
Cada día es diferente; hacerlo distinto depende de cada uno. Cada persona posee dones, carismas y capacidades que le regala Dios para hacer la diferencia. Por ello, toda nueva oportunidad ha de nacer de nuestra propia decisión.
¿Cuantos no nos marginan y se amargan por ver triunfar a los demás?, ¿cuantos no se frustran pensando que no hay nada nuevo y que todo sigue siendo igual?
Cada minuto es un reto en nuestras vidas y es una experiencia para darla a conocer entre todos los que están a nuestro alrededor. Allí, ha de estar nuestra inteligencia y nuestra sabiduría para atraer a los demás y conducirlos por el mejor camino: El camino del Señor.
Hoy quisiera invitarlos a tener en cuenta a los demás, a que siempre actuemos pensando que sus actos pueden ser considerados como puentes para que podamos llegar a ellos con la fuerza de Dios. Con una simple frase crear un aliento para que arranque su espíritu apagado y poderle ayudar a transformar su vida.
Recordemos que cada día Dios vive atento de ti, que tu le interesas, que busca que lo escuches y le entiendas, que quiere lo mejor para ti, que desea que seas feliz y que esa felicidad la reflejes a los que comparten la vida a tu alrededor.
Hoy te habla en tus oídos y quiere que lo lleves permanentemente en el corazón.
SEÑOR SE QUE CADA DÍA ES UNA OPORTUNIDAD QUE BRINDAS, NO PERMITAS QUE EL MIEDO ME HAGA DUDAR DE TU AMOR