Son muchas las experiencias humanas que entendidas a la luz de la fe ponen al descubierto todo lo que Dios tiene reservado para cada uno de nosotros y que se han constituido en el testimonio evidente de los cristianos a muchos hombres para que ellos, conociéndolas, se atrevan a vivirlas con la seguridad de que su presencia entre nosotros nos marca el camino de la perfección y de la verdadera libertad; cuidándonos y protegiéndonos.

Hoy es triste ver muchos hombres que van detrás de las glorias que nos ofrece el mundo, siguiendo ideas o proyectos que hacen valer la fuerza, la vanidad y el orgullo; y no buscan por ningún motivo momentos para escuchar y entender el mensaje que nos ofrece Jesús ni tampoco, el vivir de acuerdo a sus pautas, una vida fundada en el amor, la comprensión y el cariño.

Jesús hoy como en su época nos reprocha por no comprender sus mensajes y porque a pesar de llamarnos cristianos, no vivimos ni compartimos la fe, acompañando y guiando a muchos que viven alejados y apartados de Dios, brindándoles alegría, esperanza y la confianza que solo con Él se logra para los hombres de buena voluntad.

Pero Él es paciente y nos espera, solo pide que nos detengamos un instante en esta carrera de nuestra vida y lo convirtamos en el eje principal de nuestras actividades, actitudes y acciones, que lo reconozcamos en su palabra haciéndola viva en todos los momentos y lugares que nos toque vivir, que actuemos con sinceridad, respeto, confianza brindándole a todos los que nos rodea bondad, misericordia y amor.

Es importante que nos sentemos un instante con papel y lápiz en la mano para planificar nuestra vida desde ahora hasta su fin, invocando la luz que nos brinda el Espíritu Santo a fin de que mantenga nuestra autenticidad y seamos asertivos para responder con frialdad a los momentos difíciles de la vida, controlando nuestros impulsos y emociones; y construyendo una vida responsable que sirva de testimonio para los demás.

Cuanto tiempo hoy desperdiciamos en cosas que no valen la pena sin darle un justo lugar al Señor, reconozcámoslo como el dueño y señor de toda la vida y que a diario nos permite disfrutar lo que vemos y tenemos a nuestro alrededor.

Revisar nuestra relación con Él y convertirlo en parte principal de nuestro vivir, es la invitación que nos hacen a todos los cristianos en esta cuaresma.

SEÑOR TE PEDIMOS PERDÓN POR HABERNOS FALTADO FE PARA AFRONTAR LA VIDA Y SER TESTIGOS DE TU PRESENCIA.