jueves, marzo 20, 2008
CAMBIAR LAS ACTITUDES PARA SER PORTADOR DE LA LUZ

Leía hace unos días a cerca de cómo podemos los hombres cambiar las actitudes y de que manera logramos influenciar para que muchos cambien la dirección de sus vidas y se conviertan en signos de la luz de Cristo.

Y concluía que cada persona posee actitudes y es dueño absoluto de ellas, pero ello no quiere decir que somos imperiosos o círculos cerrados donde no aceptamos, ni entendemos lo que hacen, piensan o actúan aquellos que está en nuestros entornos; porque si pensáramos así, esas actitudes nos aíslan y nos cierran de toda apertura hacia la vida fraterna y el compartir del amor.

Si nos detenemos a reflexionar a cerca de cómo ha sido a lo largo de nuestra vida nuestras actitudes, podremos darnos cuenta que ellas están en constante transformación y que vivimos cambiando maneras de pensar y actuar; lo que lleva a pensar que todos estamos en disposición de cambiar la dirección de nuestras vidas.

Los hombres que tienen el deseo de transformar su vidas por lo general están directamente influenciados con las actitudes que otros le han demostrado mediante sus experiencias y cualidades, a las que llamamos testimonios.

La persona ideal que posee toda condición y es un perfecto líder orientador es Jesús. Hombre perfecto y mensajero de todo primor.

En este tiempo especial de la Pascua donde vivimos la conmemoración de su Vida, Pasión, Muerte y Resurrección, se nos pide a todos sus seguidores, vivir la plenitud de un encuentro personal con Él para que lo conozcamos mejor y nos oriente a ser capaces de parecernos a Él.

El nos dice en el Evangelio de San Juan Cáp. 15,5-8: «Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto y seáis mis discípulos».

Aprendemos a mirar a Jesús en la medida que me deje mirar por Él, así lo hizo con Pedro cuando lo encontró solo a la orilla del lago; con una mirada le hizo cambiar sus actitudes y se sintió capaz de seguirle sin temor y sin condición.

SEÑOR, AQUÍ ESTAMOS HOY PARA SEGUIRTE Y HACER TU VOLUNTAD
 
posted by Laureano García Muentes at 6:20 a.m. | Permalink |


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