martes, octubre 02, 2007
DIOS NOS CREÓ PARA AMAR Y SERVIR

Un cristiano además de tener el anhelo, tiene la obligación de ser modelo del amor de Dios y se ha de constituir cada instante en testigo de otra manera de convivir en comunidad; siendo portador de Cristo resucitado.

Jesús nos lo demostró así cuando se hizo hombre, vivió entre nosotros como el enviado por Dios, para que viéramos en Él al Padre que es todo amor y fuéramos progresando hacia la verdad. En otras palabras, para que todos los hombres construyéramos nuestra existencia con el sacrificio de la cruz; y así, tracemos los caminos que nos lleven a la plenitud de Dios como lo hizo Él.

La propuesta que nos enseñó Jesús es revolucionaria, comunitaria y personal, sobre todo en lo espiritual. Él, invita a que recuperemos la conciencia y la mirada, dejando a un lado los engaños y esa felicidad superficial que se basa en el dinero, el poder, el placer, el egoísmo, el odio, los rencores, la envidia y trabajemos con el afán de transplántarle el amor caritativo y bondadoso de Dios a nuestros corazones.

Jesús no quiere que nos asustemos cuando nos habla con claridad y exigencia, lo que Él quiere y desea, es que todos nosotros cristianos en el mundo, no seamos insignificantes o cualquier cosa que se deja engañar o conducir por las cosas del mundo. Él no quiere engañar a nadie, ni que uno se engañe con Él. Cuando nos llamó no fue para hacernos vendedores de cosas ficticias, sino de la verdad del Reino de Dios y su Justicia, deseando que seamos multiplicadores de su amor y su paz.

Uno de los caminos para encontrarse con Dios es sirviendo a los demás con ese mismo amor que nos regala. Conocer a Dios es servir como aún lo hace por las calles de mi barrio o ciudad y en los lugares donde aún se cae con su cruz pesada, en los pobres y marginados y aquellos que sufren las injusticias, los desheredados de las fortunas y miserables de la tierra; porque allí, es donde todavía el hombre no ha comprendido que Él muere queriendo que encontremos el camino que nos lleva a la perfección de nuestro ser: la resurrección.

Dios nos creó para que vivamos unidos a Él, para que lo percibamos en nuestros planes y proyectos, en su suave olor, para que lo vivamos en su experiencia amorosa, en la fe, la esperanza y la caridad y lo llevemos muy adentro de nuestros corazones, deshaciendo todo elemento que nos resta fuerza a la atracción de su imagen de Padre Celestial.

CRISTIANO VIVE COMO DIOS, VIVIENDO Y AMANDO COMO JESÚS
 
posted by Laureano García Muentes at 8:45 a.m. | Permalink |


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