martes, septiembre 25, 2007
¿ NACER DE NUEVO ?

Al reconocernos impotentes para romper las barreras que nos depara la vida, buscamos afanosamente en medio de nuestras sombras y dificultades, un rayo de luz que nos conduzca a rasgar todos esos esquemas que se han ido sembrando en nuestros corazones y que nos impiden ver con claridad la manera tajante de cambiar y la de optar por conocer los medios y los caminos que nos conduzcan a encontrar y recibir de Dios su enseñanza, hacia la vida nueva.

¿Cuanta experiencia y sabiduría acumulamos en nuestra vida?, ¿cuantos proyectos soñamos y cuantas iniciativas tomamos para nuestro beneficio material? pero nada de ello nos da la luz verdadera que idealizamos, porque siempre vivimos insatisfechos y llenos de muchas complicaciones.

Cuando nos atrevamos a tomar la iniciativa que tomó Nicodemo (Jn. 3. 1-21) y nos preocupemos por ver, conocer y recibir el testimonio de la Resurrección de Jesús que nos lleve a cambiar, cuando nos dispongamos a dejarlo todo, a dejar actuar al Espíritu Santo reconociéndonos frágiles e impotentes, descubriremos que ya actuamos hacia esa nueva ambición de sentirnos a gusto por haber encontrado a Dios.

Preguntemos hoy al igual como lo hizo Nicodemo cuando visitó en la noche a Jesús: « ¿Rabbí, cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?» a lo que Jesús, le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.».

En la medida que orientemos nuestro corazón a la acción de Dios y nos coloquemos en la disposición categórica de renacer del agua y del espíritu, es decir, reconociéndonos sus hijos y seguidores de Jesucristo nuestro único Salvador, liberador y sanador, veremos con nuestros propios ojos que Él, nos ayuda a lograr el encuentro definitivo con el Maestro alfarero que quiere moldear nuestra vida de acuerdo a su plan de salvación y a que comprendamos de verdad que la vida renovada a la que nos invita disfrutar, es una comunión mas cercana con el Padre Celestial.

Así como Jesús para entrar en el reino de los hombres tuvo que nacer de abajo, nosotros para entrar en el reino de Dios tenemos que nacer de nuevo y de arriba. No bastan las fuerzas humanas, ni el deseo, ni la esperanza humanas, porque:”lo que nace de la carne es carne “.

Estemos muy despiertos y con las lámparas encendidas, tengamos los ojos muy abiertos sin endurecer el corazón para escuchar con claridad la voz de Dios.


“SI OYEREIS HOY MI VOZ, NO ENDUREZCÁIS VUESTROS CORAZONES”.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:53 a.m. | Permalink |


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