domingo, septiembre 16, 2007
UN CONTACTO GENIAL CON EL MAESTRO

En estos días dialogaba con un amigo sobre ese contacto que alguna vez en al vida hemos tenido con Jesús y sobre esa experiencia consecuente de haberle aceptado como el tutor que nos apoya y nos ayuda a transformar nuestras vidas. También hablábamos de esos sucesos tan terribles que han ocurrido y que han conmovido el mundo moderno como los atentados acontecidos en los Estados Unidos a las torres gemelas aquel 11 de Septiembre del 2.001 y aquellos que recientemente han sacudido a nuestro país, como lo fue la muerte inhumana por parte de la guerrilla de los once diputados de la ciudad de Cali.

Nos lamentábamos por las familias que sufren y por la perdida de inocentes que no tuvieron nada que ver con los caprichos de pocas personas que conformando algunos grupos terroristas, se olvidan de la existencia de Dios, violan el derecho a la vida y a la dignidad y se creen omnipotentes y superiores a los demás.

En medio de tanta conmoción mirábamos con mucha sensibilidad todos los hechos lamentables que causan el dolor, la tristeza y el desencanto; y desde el punto de vista cristiano, nos dimos fortalezas como instrumentos de paz y esperanzas, para que emprendiéramos campañas en el mundo sobre lo que significa estar aferrado a la cruz de Jesús.

Y así mismo nos decíamos: Jesús sufrió y nos dio el ejemplo más grande de cómo enfrentar el dolor, nos pidió que uniéramos nuestro dolor al suyo y nos exhorto a que lo sintiéramos como el medio único que transforma y da la fuerza que nos cambia.

Él como humano vivió y sintió el sufrimiento; y conoce muy bien que ese don no está ausente de la vida de nosotros. Con su Resurrección lo cambió en alegría y esperanzas. Ello, lo pregona aún en los Evangelios, donde nos pide vivir en los sufrimientos y en las persecuciones para hacernos fuertes.

Al ser elevado y clavado en la Cruz, los hombres de fe obtenemos la fuerza para soportar los sufrimientos. Por ello, Él nos llamó bienaventurados y prometió el Cielo a quienes sufriéramos la pobreza interior y exterior. A todos aquellos que prefirieran a Dios antes que al sufrimiento, les prometió la unión con el Padre. A los que pusieran sus susceptibilidades y resentimientos a un lado para perdonar, les prometió misericordia. A los que lucharan por la paz, les prometió la filiación divina, y a aquellos que sufrieran porque lo amaban, les prometió la alegría.

JESÚS PREFIRIÓ SEGUIR PERMITIENDO EL SUFRIMIENTO HACIÉNDOSE ÉL MISMO EL EJEMPLO PARA TODOS LOS HOMBRES.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:20 a.m. | Permalink |


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