jueves, septiembre 27, 2007
A VIVIR NUESTRAS ILUSIONES

Es triste ver hoy en día a muchos hombres que no despiertan del letargo de su dejadez espiritual olvidándose cada vez más de Dios y lo peor de todo es que, no son capaces de soñar por perpetrar algo que vaya a favor de su persona, que le emocione y le haga vibrar su corazón de alegría y felicidad.

Quienes viven así, se les nota que caen en un desasosiego profundo y en el más grande de los abismos. Se desplazan a velocidades incalculables hacía su propia destrucción sin percatarse siquiera que su vida y sus horas se les agotan con la amenaza de ser estrellados sobre algo que les va a ser muy doloroso debido a sus propias inseguridades.

La razón fundamental de la existencia de todo hombre es vivir como persona, aprender a convivir y desarrollarse con otras en comunidad.

Hoy con mucho dolor podemos afirmar que vivimos en una sociedad donde los sueños parecen estar devaluados y donde el hombre es asemejado a las maquinas y las nuevas tecnologías, siendo cada vez más absorbido por imperios de muerte y destrucción; dejándose influenciar en su medio por lo económico y lo social.
Allí, es utilizado, maltratado y los que le manipulan les impiden soñar, tener esperanzas y hasta formar una familia digna.

Es lamentable que el hombre actual solo piense en satisfacer sus necesidades y poseer bienes materiales. Con mucho asombro vemos que desde que se despierta en las mañanas hasta que se acuesta por las noches, no piensa en Dios y ni siquiera le agradece por la vida; solo está en función del dinero, de lo vano, de lo vació y de lo superficial.

Su afán es tener, poseer, ser importante en su medio y en valerse del desprecio y la vanagloria ante los demás para lograr ser reconocidos y galardonado como persona importante y significativa; con el orgullo de menospreciar a aquellos que a su alrededor viven en la absoluta miseria y que no poseen lo suficiente para subsistir.

El soñar, tener esperanzas e ilusiones hace parte importante de la vida, con ellas se siembra y se construye la historia de la humanidad, de la familia y de la persona. No dejemos que nada ni nadie las destruya, porque allí, se refleja la pasión por Dios.

La mies es abundante y en ella debemos trabajar todos los cristianos en el mundo a fin de arrebatarle al maligno esas fuerzas oscuras que invaden al hombre y a la sociedad. Pidámosle con mucha insistencia al Espíritu Santo que nos de una fuerza interior que sea capaz de arrancar los embates a la vida y que todas esas dificultades que nos deprimen sean desplazadas mediante el conocimiento cada vez más profundo del amor infinito de Dios.

Orémosle también para que nos llene de inteligencia espiritual para poder testimoniar al mundo que solo con Jesús vivo en nuestros corazones, podemos complementar nuestras capacidades humanas y a darle el verdadero sentido a nuestros actos.


SEÑOR TRANSFORMANOS Y AYUDANOS A SER DÓCILES A TU PALABRA
 
posted by Laureano García Muentes at 4:46 a.m. | Permalink |


0 Comments:


<body>