domingo, junio 10, 2007
VETE Y HAZ TÚ LO MISMO

Inicio esta reflexión con las palabras que pronuncio Jesús “Vete y haz tu lo mismo” escritas en el Evangelio de San Lucas Cap. 10. 37 donde Él, en forma desprendida nos manifiesta su amor, su bondad y su misericordia; después de encontrarnos heridos en el camino de la vida por las grandes vicisitudes del mundo, de habernos entregado su auxilio sin condición, sanando nuestras heridas e invitarnos a seguir sus pasos que nos lleva a su posada.

Qué aprendamos a ser samaritanos, nos reclama Jesús hoy a todos los hombres sin distingo de raza, religión y condición social. Él quiere que todos brindemos y sembremos el amor de Dios, los unos con otros, con un corazón abierto, con la mirada levantada, leyendo los signos de los tiempos en el momento histórico actual y siendo verdaderamente libres, para que nuestro accionar de seguidores de Cristo, sea significativo y fecundo.

Que seamos capaces de saciar la sed y el hambre por el conocimiento de Dios; de vendar todas las llagas que afecten la vida en armonía y paz, a ser bálsamo para que no siga fecundando el odio, el rencor, la rivalidad, la envidia y todas las heridas que corroen la familia y la sociedad.

Ser samaritanos consiste en mantener viva la pasión por Cristo y por la humanidad. La pasión es fuego que contagia a los demás con su calor y para mantenerla candente y vigorosa, hay que estar conectado constantemente a Dios mediante la oración. Él nos llenará de fortalezas, nos alimentará la fe y la esperanza. Y nos insiste que hay necesidad de cultivarla e intensificarla.

El desafió para todos hoy es muy significativo y específico; y consiste simplemente en ponerle pasión a la misión que nos legó Jesús:” Vete y haz tú lo mismo”.
Ser apasionado por Cristo, es tener sentimiento intenso. Por ello, la pasión ha de sacarnos de la apatía, de ese adormecimiento y desinterés que optamos frente a muchas situaciones de la vida.
Jesús, fue un insigne apasionado frente al dolor, la humillación, las injusticias y la falta de verdad.

La pasión es un don que nos regala Dios y nos lo infunde el Espíritu Santo, por tanto, nos ayuda a llevar nuestras cruces y a jugárnosla todo por las personas que necesitan de nosotros, hasta dar la vida en cruz si fuese el caso.

“LEVANTATE, VEN A MI Y HAZ TÚ LO MISMO QUE YO HAGO”
 
posted by Laureano García Muentes at 7:12 a.m. | Permalink |


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