martes, abril 24, 2007
A SER DUEÑOS DE SI MISMO
En el artículo anterior platicábamos sobre el Reino que Jesús nos ofrece y como Él, con su testimonio de vida, nos enseñó a que nos relacionáramos con nosotros mismos respondiendo así, a esa identidad que Dios ha querido que tengamos: Ser personas.

Indicaba igualmente, que para vivir la plenitud del Reino de Dios, teníamos que aceptar vivir de acuerdo a la escala de valores que Él proclamó y enseñó, desprendiéndonos de todo lo que poseemos en nuestro interior y de esos comportamientos y actitudes que tanto nos aferran al mundo y que nos mantienen alejado de Dios (vicios, poder, dinero, egoísmo, odio, rencor, envidia, etc). Además, a que nos realicemos como personas poniendo nuestra vida al servicio de los más necesitados.

Ser imagen y semejanza de Dios es ser dueño de si mismo. Es decir, responderle a Él positivamente y aceptarle la invitación de salirnos de si mismo, para tomar la iniciativa y la acción de ser libres y solidarios con los demás.

Tengamos pues presente, que Dios se manifiesta en nosotros, cuando nos decidamos que Él nos interpele y provoque la conciencia. Así, continuamente nos motivará e incitará a que vivamos a plenitud, mediante el ejercicio de la libertad.

Se es feliz, a la medida en que nos ajustamos al diseño que Dios nos planteo ha cada uno. Entendamos que la libertad es la capacidad que tiene la persona para conseguir de si misma su plena realización durante toda la vida.

Seremos dueños de si mismo, libres y responsables en la medida que desliguemos nuestros propios intereses y estemos abiertos al servicio de los demás, construyendo con ellos, la fraternidad, el amor, la justicia, la paz y la solidaridad, reforzando en forma constante la relación con Dios.

“El cristiano es libre, no tiene espíritu de esclavo, sino de hijo muy unido al Padre Dios, del que es heredero”
Rom. 8,15; Gal.4,7
 
posted by Laureano García Muentes at 10:43 a.m. | Permalink |


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