viernes, marzo 09, 2007
¿ QUÉ SERÁ LO QUE NOS SUCEDE ?
¿Cuantos de nosotros hemos querido en cierto momento de nuestra vida cambiar, ser mejores, tomar una actitud diferente ante los demás y ante nosotros mismos? ¿Cuántas veces hemos hecho promesas de superar dificultades, problemas, pecados, etc., y al cabo de un tiempo volvemos nuevamente a caer? ¿Cuántas veces hemos caído en la tentación del desencanto, fastidio, de desertar, de dejar a tras todo lo hecho? Y decimos: “Yo no puedo cambiar”, “Yo no me resisto”, “Esto no es para mí”, “Esto es imposible”.

¿Qué será lo que nos sucede? ¿Por qué será que quedan únicamente los propósitos y las luchas infructuosas? Es entonces necesario que pensemos a la luz de la fe, lo que significa una verdadera moral cristiana: Donde nace, como mantenerla y cual ha de ser el centro de ella.

Investigando sobre la moral cristiana concluyo, que ella es una vida de comunión con Dios y que se vive dentro de la comunidad o de la iglesia.

Cuantos de nosotros hemos optado alguna vez vivir unido a Dios. Hemos querido ser hombres de bien, queremos colaborar con nuestros pastores y practicar una actividad en cualquier grupo pastoral; pero no nos unimos de verdad a Dios, no oramos, no participamos de los sacramentos, y lo peor de todo es que a Él, no lo hacemos parte de nuestra vida y a la luz de su palabra. Y fácilmente caemos en la oscuridad y nos estrellamos en nuestra propia realidad donde reina el egoísmo, el odio, el rencor y la envidia, manifestando a todos los que nos rodean esos antivalores con nuestros propios actos, aflorando nuestras debilidades y pecados.

Como hijos de Dios y como cristianos nos corresponde pues, buscar por sobre todas las cosas y donde su amor nos inspire, ser sus testigos con toda nuestra fuerza y proclamar con nuestro testimonio de vida, el nombre de Dios Padre. Cumplir su voluntad de extender el Reino por todo el mundo y reconocer su bondad y misericordia.

Es entonces Cristo el centro de la vida moral cristiana y de ella nace el dialogo amoroso con Dios Padre, Dios hijo y Dios Espíritu Santo.
Con Dios Padre, porque nace del fundamento de que como hombres fuimos creados por el amor incondicional de Dios, a su imagen y semejanza. Con Jesucristo por ser el único mediador entre Dios y los hombres y con el Espíritu Santo porque nos alimenta, nos fortalece y nos enseña el camino perfecto para llegar a la perfección.

Cristo como centro de la moral, nos reúne a todos los hombres para hacernos participar del triunfo definitivo sobre el pecado, contra el mal que hay en nosotros y en el mundo. Con Él, la moral completa su madurez y el amor del hombre es pleno y perfecto. Además, nos da el Evangelio como el camino, la verdad y la vida.

Comprendamos pues, que es necesario acudir a Cristo; Él nos envía su Espíritu a fin de capacitarnos para que entendamos y cumplamos la ley moral, la cual es el signo de la presencia de Dios en el mundo y a que nos fortalezcamos constantemente para que tengamos los ojos fijos en Él.

NUESTRA VERDADERA OPCIÓN ES:

CRISTO, CAMINO, VERDAD Y VIDA
 
posted by Laureano García Muentes at 11:16 a.m. | Permalink |


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