Muy temprano y antes de levantarme encendí el televisor para ver y escuchar los últimos acontecimientos noticiosos del país y el mundo, pero fue frustrante; por qué la gran mayoría de las noticias se basaron en registrar sucesos sobre la forma como en todo el mundo se vive el desasosiego de la guerra, la muerte, el sufrimiento de los que nada tienen que ver con los conflictos y ese desbordante desplazamiento masivo de gentes a ciudades o poblaciones que no conocen y ni saben como es su sistema de vida, donde sobreviven en total abandono y en niveles altos de pobreza, luego de dejar desmantelados sus pueblos, parcelas y tierras que fueron ganadas a través del tiempo, con el esfuerzo diario sus antepasados.

Entre tantas noticia escalofriante me impactó una muy significativa por el sentido asombroso que se le dio. A ella quiero referirme, por que, podemos sacarle mucho provecho según el sentido y a la orientación que hoy he querido tratar: LA RECONCILIACIÓN Y EL PERDÓN.

“En cierta población de Colombia dos jóvenes se peleaban una novia, que según ellos, era muy hermosa. Uno de ellos, enfadado y armado con una pistola y cuchillo en las manos, de frente al otro le decía con voz fuerte: ¡Escucha muy bien claro; esa mujer me corresponde a mí, yo la amo con mi corazón y no dejo que nadie me la quite! ¡Sabes, yo no le tengo miedo a nadie! El otro aún sentado en una silla a la cual le dicen en nuestro medio “taburete”, con mucha calma le respondía: ¡Mira, tú has dicho cosas interesantes a cerca de esa mujer, pero, ¿sabes una cosa?! “¡Yo tampoco le tengo miedo a nadie por ningún motivo, si quieres te lo compruebo!”
Se levantó, se abrió la camisa y mostrando el pecho le dijo:
“¡No ves que no tengo ni pistola ni cuchillo como tú, sin ellas, no te tengo miedo!” “Pero me parece que eres muy cobarde y me tienes miedo”, “¿sabes por qué? Porqué tú muy bien lo sabías que no tenía armas y a pesar de todo, no fuiste capaz de enfrentarte conmigo cara a cara y sin ellas. ¿Por qué no te desarmas y me haces frente?”
El joven que estaba armado bajó la cabeza y con gesto de arrepentido le dio la razón al otro, se dieron la mano y un fuerte abrazo y se hicieron grandes amigos, sorteándose la suerte de la mujer”.

Mucha gente cree y está convencida que con violencia se pueden resolver los problemas del mundo y con ella, lograr a la fuerza la paz. No buscan ni les interesa tomar actitudes capaces de dar ejemplo de transformación, reconciliación, perdón, amor, solidaridad, justicia, amor, fraternidad, honestidad, respeto, etc. y con ellas, acabar de una vez por todas con la injusticia, la anarquía y así, mantener el orden.

En el Evangelio de San Lucas, Cáp.6, 27-38 Jesús se centra en el amor a los enemigos y quienes nos llamamos cristianos seguidores de Jesús, estamos llamados a luchar contra toda maldad, injusticia, violencia y todo aquello que va en contra a la dignidad de la persona.
Él nos invita con insistencia, a realizar todo nuestros actos sin odio, sin deseos de venganza, perdonando y amando a los enemigos a ejemplo de ese joven que fue capaz de enfrentarse al otro sin armas pero con el valor del amor misericordioso de Dios.
El amor misericordioso de Dios, es el ejemplo fehaciente a donde nos llama el Señor: Y significa, no ser vengativos, no pagar mal con mal sino pagar al mal con bien, ser generoso, sin juzgar o condenar y no esperando recompensas. ¡Dejando de odiar!

El perdón y la reconciliación liquidan obstáculos, despierta energías para seguir luchando, reconstruye y humaniza, porque ennoblece.
Perdonar no significa no afrontar los problemas, ¡NO! Es necesario afrontarlos con justicia, amor y enseñando a quien se perdona que él es capaz de hacer lo mismo y de amar.

Haz un momento de interiorización y reflexión de lo que acabas de leer, toma el texto Bíblico citado y cuestiónate acerca de tu actitud frente a las personas que te rodean: amigos y enemigos. ¿Estas mostrando ante el mundo la perfección que nos quiere dar el Padre Celestial?


REZA EL PADRE NUESTRO CONCIENTE DE LO QUE DICES.
ESTA ORACIÓN REZADA EN FORMA SINCERA
NOS PIDE COMPROMISOS SERIOS.

¡TRATA DE ENCONTRARLOS!