martes, enero 30, 2007
COMO DEBE SER NUESTRA CONVERSIÓN
Mucha gente cuando escuchan la palabra Conversión, suelen evadirla o responden expresiones como “Yo soy cristiano”, “tengo mucha fe”, “Dios me protege”, “yo creo que las cosas me van a salir bien”, etc. Tal vez están en la razón, pero para un buen cristiano, tener fe significa escoger otro camino diferente para seguir a Jesús, y es eso precisamente lo que es Conversión.

Los que escuchan el llamado del Señor y quieren iniciar un nuevo camino, se preguntan: ¿pero… por donde empiezo?, ¿Cómo lo hago?, ¿Cuál será ese momento, la hora o el tiempo?, ¿Cuál será ese camino? Y se hacen una serie de interrogantes que revelan confusiones.

A los que piensan así, les digo que lo más importante de todo es, descubrir las huellas de Dios porque Él, siempre va delante de nosotros, marcándonos el futuro.

Muchas veces nuestro calendario es demasiado impaciente y superficial y cuando emprendemos ese nuevo camino, vamos echando asfalto ligero, muy delgado y sin mucha firmeza, dizque para avanzar a la ligera, muy rápido y fascinados por un ideal que nos atrae; pero con miedo y temor, sin aterrizar.

Los que decidimos escoger este nuevo camino al lado de Jesús, afirmamos que en muchas ocasiones éste, se estrecha hasta el punto de sentir angustia y ver que se nos escurre y oscurece el sendero, por culpa de nuestras debilidades.

Preguntémonos entonces, ¿y como superar el miedo, el temor, la angustia o de avanzar sobre una superficie movediza, amenazada, imposible como esa que escogió Pedro cuando quiso llegar a Jesús, cuando caminaba sobre las aguas?

La respuesta es que ¡Necesitamos de la fe y de la oración firme y constante, uniéndonos a Dios y confiando en que su Espíritu Santo, nos guiará y acompañará para pasar todo ese desierto árido; dándonos la fortaleza para resistir!
¡Debemos tener claridad de que las huellas del Señor muchas veces hay que rastrearlas y ese proceso, debemos hacerlo con sumo cuidado más cuando estamos en medio de esas rutas de muerte que se nos aparecen de forma amplia, sensata y en los momentos menos pensados!

Por ello, el trabajo de conversión debe ser comprometido y con una mirada contemplativa para ir acercándose cada vez más a la realidad. Si somos verdaderamente contemplativos en medio de ese compromiso por hacer parte del Reino podremos entonces vivir nuestra propia conversión.

“El plazo esta vencido, el Reino de Dios se ha acercado. Tomen otro camino y crean en la Buena Nueva” Mc. 1.15.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:52 a.m. | Permalink |


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