Muy temprano desperté y después de hacer mis oraciones al Señor, pensaba que sería importante para el hombre, hoy 25 de Diciembre fiesta de la Natividad.
Esta preocupación me vino a mi mente ya que después de celebrar la noche anterior(24 de Diciembre), son muchos los que salen a disfrutar fuera de casa junto a familiares y amigos un paseo, un baño de mar, etc.
Y entre tantas y tantas cosas que pensé, estaba esa de que son muchos los que persisten en seguir levantando muros con columnas de piedras y ladrillos para edificar la vida amañada a las cosas materiales y llenas de los vicios del mundo, sin pensar aún en edificar una vida espiritual y material agradable a Dios.

A esos que persisten en continuar su vida entre tinieblas. San Pablo hoy les dice: “Sobre la base de Cristo, todo edificio se va levantando, con sus bases bien trabadas hasta llegar ha ser un templo consagrado y unido al Señor”.(Ef. 2.21).

Recibir con alegría al niño Dios en el pesebre de nuestros corazones, en ese pequeño establo que preparamos en los días de Adviento y de gracia, nos ha permitido a los que con voluntad y con libertad así lo asumimos, llenándonos de gozo por querer renace la estrella que ha de brillar y reflejar al mundo el camino verdadero como se llega a Dios Padre.

Nos evaluamos y hemos corregido nuestras fallas y con esperanza emprendemos un nuevo año que nos ha de conducir cada vez más a la perfección.

Quienes trabajamos en la construcción de una sociedad más justa y equitativa, no podemos un solo instante quedarnos quietos abandonando la construcción que hemos empezado que ha sido diseñada y moldeada por Dios.

Te invito a leer Mateo 7. 21-29 y en un lugar lleno de silencio, escucha con mucha atención todo lo que el Señor te pide. Así, tu casa y mi casa deberán soportar toda lluvia, vendavales, terremotos que suelen presentarse en la vida. Hazte unos propósitos de cambio.