jueves, noviembre 23, 2006
¿¡ S A C U D E T E !
Ayer cuando hacia mi ejercicio matinal recomendado por el cardiólogo, se me acercó un amigo y compañero que desde hace mucho tiempo no veía y caminando a mi lado, me preguntó a cerca de cómo había sido ese proceso del cambio en mi vida y que le contara como he venido participando en forma activa en esa comunidad religiosa de laicos, como la Salvatoriana.
Me contó, que desde hace varios años formaba parte de un grupo religioso distinto al que yo pertenezco, pero que había quedado admirado por ese gran cambio que he tenido y que quería conocer como me había sacudido de tantas cosas por las cuales atravesaba.

Le dije hombe, no fue tan fácil, solo bastó vivir una experiencia dura que el Señor me dio, para que fuera capaz de detenerme y pensar como llevaba mi vida.
Tu bien sabes que el Señor actúa poco a poco y a su tiempo. Las cosas suceden y cambian de estado a su manera y cuando Él las quiere. Ellas, no están amarradas al capricho de los hombres. Él es único y dueño de todo.

La vida no es como pensamos, el camino que tenemos que recorrer esta formado por una variedad de situaciones, hay partes donde hay verdes praderas, grandes llanuras, ríos con abundante agua, flores, etc.; hay otras donde el terreno es quebradizo y montañoso, y otras muy difíciles de transitar porque hay muchas selvas, pantanos, rocas y grandes precipicios.
Muchas veces pensamos que todo es fácil y que tenemos a Dios en nuestras manos.
Cuantas equivocaciones tenemos en nuestra vida y no recapacitamos. A veces descubrimos a muchos que nos muestran testimonios de vida y solo nos limitamos a observarlos y/o criticarlos; sin atrevernos a preguntarle como fue su proceso y conocido, analizar la forma como éste, me serviría para cambiar. ¿Sabes una cosa?. Me ha gustado esto que has hecho.

Le comenté sobre como fue la conversión de Saulo (San Pablo) cuando iba camino de Damasco persiguiendo a los discípulos de Jesús y que significaba eso de haber caído al suelo quedando ciego.
Además, lo que para él significó ese rayo de luz penetrante que le cerró los ojos con tantas escamas y que le impidieron ver durante tres días.

Y me dijo tan sorprendido: Caramba Laureano, como has asimilado tanto la palabra de Dios. Sabes que en el grupo al que pertenezco, no habíamos analizado tan profundamente lo que le sucedió a Saulo. Solo nos limitamos a leer y a analizar muy por encima estas lecturas.

Proseguí diciéndole: Mira en cada una de las dificultades que tenemos, debemos sacar de ellas muchas fortalezas, Cuando yo vivía en ese mundo lleno de “gozo”, recuerdo que le decía a mamá, mira sabes que estoy haciendo mi casa en el aire. Y me dijo: ¿como así? Le dije, mira mamá, me siento aislado, acabado, por el suelo y no veo la hora en que pueda levantarme de ésto. Sabes mamá, que vivo en lo peor de Cartagena, metido en el monte y lleno de culebras. Y me decía: Mijo, me tienes muy preocupada, En poco tiempo enfermó mamá con un cáncer mortal y en un mes murió.

Cuando enfermó y estaba en la Clínica Madre Bernarda, ella sobandome el brazo me preguntaba, porque estaba viviendo de esa manera y si no me arrepentía de ello y que seguía muy preocupada conmigo.
Bueno, Dios lo quiso así. Me sacudió y permitió que fuera capaz de detenerme y pensar como llevaba mi vida.
Le comente, que después de la muerte de mamá, mi vida fue cambiando, porque me fui encontrando con Dios. Comencé a mirarme por dentro, a mirar la realidad de la vida de otra manera y a descubrirlo en todos los lugares y más, en medio de mis dificultades.
Fue así, como comencé a participar en forma activa en las Eucaristías y en una de ellas, fue cuando se me presentó la oportunidad de servirle ingresando a una Comunidad de Laicos Salvatorianos que se estaba gestando en Cartagena. Y aquí estoy dando testimonio de ese encuentro maravilloso. ¡ Y…que experiencia !.

Fue en medio de mi dolor por la perdida de Mamá, donde encontré a Jesús Salvador enseñándome el camino que me conduce a Dios.
Así también le pasó a Saulo, el Señor le permitió conocerlo en medio de la ansiedad de perseguir y matar a los discípulos, preguntándole: “¿Por que me persigues?”.

Me dijo el amigo: No Laureano, esto ha sido sorprendente, no puedo créelo todavía; yo te veía muy entregado a esa doble vida y pensé que nunca saldría de esto. De verdad que Dios está contigo y uno debe aprender de esas sacudidas que nos da, para iniciar junto a Él una vida de abundancia y de mucha esperanza.
Este testimonio, tienes que darlo a conocer a todos aquellos que estén en este trance, miren y vean que nunca es tarde para conocer a Dios. Te felicito y que Dios te bendiga. Tomando otro camino, se fue.

Al llegar a casa, me senté en el computador y decidí a escribir está nueva experiencia. ¡ SACUDETE !


Laureano García Muentes SDS.
Noviembre 21 del 2.006
 
posted by Laureano García Muentes at 7:39 a.m. | Permalink |


1 Comments:


  • At 6:50 p.m., Anonymous Anónimo

    WAOOOO, QUE ARTÍCULO TAN APASIONANTE!!!!

     
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