jueves, febrero 15, 2007
DECIDETE A PESCAR
Al despertar por las mañanas acostado aún en mi cama, o en algunas ocasiones sentado en ella, poco antes de ponerme las sandalias y levantarme, mi interior siente una fuerza que requiere recárguese y llenarse de fortalezas para iniciar con brío el nuevo día. Y en el silencio y sin que nadie se percate, pido a Dios Padre y Señor de todo, la guía, la iluminación y la señalización de ese nuevo camino que en su nombre voy a iniciar.

Razono y concluyo que siendo Él, el único conocedor de mis pensamientos y acciones, se me acerque a enseñarme como lo hizo con Simón Pedro, a remar mar adentro con fe y sobreponiéndome a mis dificultades y problemas, para que en medio del mar tome en mis manos las redes y las tire al mar en la dirección que Jesús me mande y así pueda llenar mi barca de muchos y buenos resultados.

Cuantos de nosotros hemos perdido la vida sin poder pescar nada por que estamos llenos de desaliento, fracasos e incapacidad humana. Y cuantos hemos ensayado técnicas y consejos de personas que llamamos “Expertos” sin conseguir resultados.
Escuchamos y ponemos todo nuestros intereses por cambiar y renovar nuestras vidas, pero cuando nos encontramos entre esos peces que nadan a sus anchas en ese mar revuelto, que son esquivos, rebeldes e indiferentes, neutralizamos todos nuestros esfuerzos.

Recordemos, que toda nuestra vida esta ligada a Dios, por ser Él nuestro creador, por tal razón, tenemos que cumplirle con la misión que nos ha entregado, respondiéndole con plena libertad y con sinceridad, sin tapujos a esa invitación diaria que nos hace.
Cuando aceptamos su propuesta, nuestra vida se convierte diferente a la de los demás, es cercana a Dios y se percibe el fuego del Espíritu Santo en ella.
Entonces, comienza nuestra misión salvifica que se convierte en una vocación por servir y ayudar sin ningún tipo de interés personal, a nuestros hermanos más necesitados.

Quiero pedirte hoy que dejes esas redes superfluas, de afanes inútiles, de todas esas cosas que te oprimen el corazón y la vida y con decisión abandones esa barca apolillada de las seguridades materiales y busques con la ayuda de nuestro Salvador Jesús, entender que estas llamado a ser pescador de hombres, buscando relaciones sinceras y experiencias fraternas, para que nuestra familia, nuestra sociedad y nuestra Iglesia, sean diferentes.
Dile cada vez que inicies un nuevo día: ¡Señor renuévame hoy en tu amor, en tu nombre, emprenderé mi nuevo camino y al final del día en la noche, te alabaré y te daré gracias por que has sido bueno y generoso conmigo!

TE INVITO A QUE LEEAS Y REFLEXIONES EL EVANGELIO DE SAN LUCAS Cáp. 5. 1 – 11.
 
posted by Laureano García Muentes at 7:53 a.m. | Permalink |


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