domingo, marzo 16, 2025

"El Señor es mi luz y mi salvación"...Salmo 27

REFLEXION AL EVANGELO DE HOY

Domingo 16 de Marzo del 2025

El Evangelio de hoy tomado de Lc 9, 28b-36, nos relata el pasaje de La Transfiguración de Jesús hecho que ocurrió cuando Jesús con sus discípulos iba camino a Jerusalén para celebrar la Pascua judía.

Dice el texto del Evangelio que: "Jesús se llevó a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: "Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías", sin saber lo que decía. Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor. Y vino una voz desde la nube, que decía: "Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle". Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto". Lc 9, 28b-36.

La transfiguración de Jesús es un momento clave que revela su gloria divina. A través de este evento, los discípulos Pedro, Juan y Santiago experimentan un adelanto de la gloria futura de Cristo, fortaleciendo su fe para afrontar los desafíos que les esperan. La transfiguración no solo confirma la divinidad de Jesús, sino que también señala su rol como el cumplimiento de las promesas de Dios.

La presencia de Moisés y Elías, junto con la voz del Padre que dice: "Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadlo", subraya la conexión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Jesús es la plenitud de la revelación de Dios, y su invitación es clara: seguirlo y escucharlo como camino hacia la salvación. 

Preguntémonos: ¿Vivo la experiencia de la Transfiguración de Jesús en mi vida?, ¿Estoy dispuesto siempre a dejar la zona del confort donde me he venido ubicando para cumplir verdaderamente el llamado que he recibido de Dios? 

No es por casualidad que Jesús se transfiguró mientras oraba. Cuando oramos, cuando abrimos de par en par nuestro corazón a Dios, Él penetra hasta en lo más íntimo y nos va transfigurando. Nos transfigura el rostro y la vida.

Tengamos presente que la Transfiguración es un llamado a vivir la esperanza y no para que nos encerremos en nuestros problemas dejando de lado la espiritualidad que nos lleva a saber que Jesús nos educa la vida y pone su Luz al camino que seguimos.

Señor, que no soñemos nosotros con triunfos fáciles, con una vida de placeres y de glorias mundanas. A la luz de la gloria del cielo hemos de llegar a través del camino, muchas veces oscuro y penoso, de la cruz. Pero si vamos por esta senda, ¡vamos con paso seguro! Ahora compartimos tus sufrimientos en la cruz. Pero, cuando llegue aquel día bendito de nuestra propia transfiguración, nuestra dicha y nuestra gloria será casi infinita. De momento, tenemos que llorar y lamentarnos, pero de nuevo volverás a nosotros y nos llevarás contigo, y nuestra tristeza se convertirá en gozo. Y entonces, en aquel día ya sin noche y sin ocaso, nadie será capaz de quitarnos nuestra alegría.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:29 a.m. | Permalink |


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