"Un corazón quebrantado y humillado, oh Dios mío, no lo desprecias"...Salmo 51.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Miércoles 12 de Marzo del 2025
En el Evangelio de hoy tomado de , Jesús le hace frente a los Fariseos y Escribas cuando le pidieron que les realizara una señal del cielo para poderle creer, pues no creían en nada de lo que estaba haciendo.
Dice el texto del Evangelio que ante la multitud aglomerada a su alrededor, Él se puso a decirle: "Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás". Lc 11,29-32.
Hoy Jesús nos recuerda que la señal definitiva para la humanidad es su muerte y resurrección, que se convierte en el verdadero signo de salvación, tal como lo fue el signo de Jonás para los ninivitas. En la historia de Jonás, un profeta que, después de ser tragado por un gran pez, predicó el arrepentimiento, muchos se convirtieron. De manera similar, Jesús, a través de su sacrificio, es la señal que Dios ofrece a todos para la salvación, aunque no siempre es reconocida por todos.
Los fariseos y líderes religiosos de la época eran un ejemplo de corazones endurecidos y llenos de incredulidad. A pesar de las señales que Jesús les ofrecía, ellos insistían en pedir pruebas adicionales, mostrando su falta de fe y su obstinación. Esta actitud refleja el rechazo de la gracia y la misericordia de Dios, y es un recordatorio de cómo, a menudo, buscamos señales visibles cuando la verdadera fe requiere una confianza más profunda en lo que no siempre podemos ver.
Hoy, muchos de nosotros también caemos en la tentación de dudar y pedir más señales, aun cuando Dios ya nos ha mostrado su amor a través de la resurrección de Jesús. Jesús nos invita a vivir nuestra fe de manera auténtica, demostrando con nuestras acciones el compromiso con el Evangelio. Al hacerlo, debemos ser testigos de su presencia en el mundo, mostrando a otros que Jesús vive en nosotros y nos transforma, a pesar de las insatisfacciones y dudas que puedan surgir en el camino.