"Sácianos de tu misericordia, Señor, y estaremos alegres"...Salmo 90.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Domingo 13 de Octubre del 2024
El Evangelio de hoy tomado de nos presenta el diálogo que sostuvo Jesús con un joven rico quien, preocupado por los vacíos que sentía sobre su vida le pregunta sobre lo que debía hacer para llenar su vida y heredar la vida eterna.
Este episodio nos lo narra hoy este Evangelio: "Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: “Maestro bueno, ¿Qué debo hacer para heredar la Vida eterna?”. Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre”. El hombre le respondió: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud”. Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme". Mc 10, 17 - 24.
Él joven rico entendía que a través de los términos económicos podía hacerse merecedor de tener una vida eterna bien confortable y tiró el anzuelo a ver cuanto debía pagar. Pero Jesús le dio a entender que esa vida se ganaba con un corazón libre y sin estar atado a los bienes materiales*.
Hermanos, cuantas veces le preguntamos al Señor ¿Qué debo hacer?, ¿Qué quieres que haga? Entonces, recordemos que ya Él nos dio una misión muy clara y específica y nos corresponde a nosotros tener una claridad a nuestra respuesta; y ésta, no pude causarnos desilusión.
Muchos hemos conocido a Jesús y empezado a seguirlo. Pero es fácil distraerse, enfriar la relación con Él. El trabajo que diariamente realizamos nos impide orar, la comodidad y el confort nos lleva a guardarnos algo para nosotros mismos; y esto nos aleja de Él. Olvidamos a los más necesitados y los que excluimos. Él quiere nuestra intimidad para que así, ocurra el milagro de nuestra transformación que nos impulsa a una “misión” apasionada, y a una nueva razón para vivir.
Jesús necesita hombres bien decididos y que sean colaboradores dispuestos a desprenderse de todo aquello que Él nos pida realizar. Y recordemos, que esa renuncia es radical. Preguntémonos: ¿Somos capaces de renunciar a los bienes y a la familia por seguir a Jesús?