domingo, octubre 27, 2024

"El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres"...Salmo 126.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 28 de Octubre del 2024

El Evangelio de hoy tomado de Mc 10, 46-52, nos presenta el milagro de Jesús al ciego llamando Bartimeo quien se encontraba sentado al borde del camino pidiendo limosna.

Dice el texto del Evangelio que: "Cuando Jesús salía de Jericó acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: “¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!”. Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “¡Hijo de David, ten piedad de mí!”. Jesús se detuvo y dijo: “Llámenlo”. Entonces llamaron al ciego y le dijeron: “¡Animo, levántate! El te llama”. Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él. Jesús le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?”. El le respondió: “Maestro, que yo pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado”. En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino". Mc 10, 46-52. 

Hermanos, Jesús no siempre está atento para atender y aliviar nuestros padecimientos y más, cuando nos encontramos en la oscuridad que muchas veces vivimos. Cuando le escuchamos con atención y sus palabras penetran en nuestro corazón, vemos y sentimos que todo nos cambia.

Y es que las Palabras de Jesús se transforman en Luz para quienes viven en la ceguera espiritual; y mientras más abramos las puertas de nuestros corazones, más Luz entrará y todo se transforma en alegría.

Jesús no se cansa de esperar nuestro grito como el de Bartimeo y siempre se detendrá para escuchar nuestra necesidad y curarnos. 

No perdamos esta oportunidad que nos regala Jesús para resarcir nuestras vidas y levantarnos con fuerza para seguir adelante y a su lado escuchando sus Palabras de vida nueva y abundante. 

Señor, como Bartimeo somos ciegos porque nos hace falta la luz de la fe y por eso tropezamos constantemente en el pecado. El egoísmo cierra nuestros ojos y nos paraliza. Por eso hoy también te gritamos fuertemente en esta oración: Señor, ¡ten compasión de nosotros! ¡Haz que veamos! ¡Haz que nos alejemos de la indiferencia y la comodidad, Queremos estar siempre movidos por el amor, la esperanza y la fe! Ayúdanos a ver todo lo que nos impide seguirte decididamente.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:37 a.m. | Permalink |


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