miércoles, septiembre 18, 2024

"Dichoso el pueblo que el Señor escogió como heredad"...Salmo 33.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 18 de Septiembre del 2024

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 7, 31-35, Jesús describe la insensatez de la gente que se encuentran insatisfechos y reaccionan con violencia al rechazar su predicación como la que proclamaba Juan Bautista y les dice: ¿Con quien puedo comparar a los hombres de esta generación?, ¿A quién se parecen? Y ante el desconcierto al no comprender, les dice: "Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: ¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron! Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: “¡Tiene un demonio!”. Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!”. Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos". Lc 7, 31-35.

Jesús toma de ejemplo a los niños que juegan en la plaza, en el que uno de ellos propone un juego y un grupo de personas se lo impide; entonces uno de ellos manifiesta otro juego más serio como es el cantar lamentaciones y una vez más se lo impiden y hasta lo boicotean. Actitud que rechaza abiertamente Jesús porque ve entre la gente algo torcido y de mucha maldad que hace mucho daño. 

Entonces, viendo esas actitudes, Jesús califica a la sociedad judía que no hace caso a ningún enviado de Dios.

Hermanos, así esta también el mundo que hoy vivimos: Si, lo vemos torcido en muchas cosas y viviendo lo que no es. Hoy este Evangelio nos invita a que no desconfiemos de lo bueno que nos viene del Señor y nos pide que pensemos bien y actuemos con buenas  intenciones.

Recordernos que antes de juzgar a otro es preciso conocer a la persona y sus actos; y así, abstenerse a emitir juicios a priori. 

No olvidemos que Jesús vino al mundo a salvar a los hombres y a parecerse a él, pero menos en el pecado.

Te alabamos y bendecimos este día Trinidad Santísima, alabado seas Padre Creador, alabado sea el Hijo, Sanador, Salvador y Redentor, alabado seas Espíritu Santo, Santificador, Consolador, Transformador; este día te compadeces de esta generación confusa, distraída, envanecida, que se aleja cada día más de tus prioridades, de tu Palabra, de tus mandatos, de tu proyecto de amor. El hombre. Que tu imagen impregnada en nuestra familia, descendencia y todo el que se une a esta oración, resplandezca en sus vidas y alumbren cada espacio que habiten.

 
posted by Laureano García Muentes at 8:29 a.m. | Permalink |


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