"A toda la tierra alcanza su pregón"....Salmo 18
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Sábado 21 de Septiembre del 2024
Hoy la iglesia celebra la Fiesta de San Mateo, uno de los Doce Apóstoles de Jesús y autor del Evangelio que lleva su nombre. Un hombre publicano que cobraba los impuestos para el Imperio Romano antes de la llamada de Jesús.
Mateo, también conocido como Leví fue hijo de Alfeo y Cleofás predicó durante quince años en Judea donde escribió su Evangelio hacia los años 80. Su martirio fue en Hierápolis (Partía) y sus restos se conservan en Salerno (Italia).
El Evangelio que se proclama en este día, recoge la llamada de Jesús a este pecador y pone de manifiesto la verdadera misión del Hijo de Dios: sanar usando la misericordia.
Este es tomado de Mt 9, 9-13 y el nos narra que: En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió.
Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús los oyó y les dijo: "No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". Mt. 9, 9-13
Hay dos partes claras en el pasaje evangélico de hoy: la vocación de Mateo y la postura de Jesús comiendo con los pecadores y publicanos. En las dos hay algo que sorprende. Sorprende la respuesta inmediata de Mateo a la llamada de Jesús. También sorprende que “estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos”. Ante los escandalizados fariseos, Jesús les sorprende con su respuesta: “no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. Este Evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre la inclusión y la misericordia de Jesús.
En primer lugar, la elección de Mateo, un personaje marginado y despreciado por la sociedad, nos demuestra que el amor de Dios no tiene límites. Jesús no busca a los justos, sino a los necesitados de salvación, lo que nos desafía a reconsiderar nuestras propias actitudes hacia quienes consideramos "fuera de lugar" o indignos.
Hermanos, la actitud crítica de los fariseos, que critican a Jesús por asociarse con pecadores, resalta la tendencia humana a juzgar y excluir. Sin embargo, Jesús responde citando el deseo de Dios por la misericordia y no por el sacrificio. Esto nos invita a cultivar una actitud de compasión y apertura, recordando que todos somos vulnerables y necesitamos redención.
Finalmente, el mensaje central es que el llamado de Dios es universal. Nos invita a dejar de lado nuestros prejuicios y a vivir en comunidad, reconociendo que en la diversidad se refleja la riqueza del amor divino. Este pasaje nos llama a ser instrumentos de la misericordia de Dios en un mundo que a menudo excluye.
Señor, tú miraste con amor a Mateo y le llamaste. Era un recaudador, un pecador, un indeseable... pero su corazón buscaba una vida más auténtica y te siguió con decisión, cuando pronunciaste su nombre. También a mí me miras con amor y me llamas. Reconozco que no lo merezco, que soy poca cosa, Sé que sólo tú puedes darme la felicidad que deseo. Por eso, quiero seguirte siempre y del todo. Señor, ayúdame a mirar con amor al que se siente sólo, al que no cuenta, al que cree que no sirve para nada. Ayúdame a despertar el deseo de felicidad de cada persona y a mostrarles que Tú eres la fuente de la Vida.