"Dichosos los que temen al Señor"...Salmo 128.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Miércoles 28 de Agosto del 2024
En el Evangelio de hoy tomado de Mt 23, 27-32 vemos a Jesús que continúa censurando a los Fariseos por su vida moral cargada de hipocresía y fingir cualidades que no tenían. Los maestros de la ley y los fariseos eran los guardianes de la tradición de Israel y el pueblo respeta sus interpretaciones y decisiones acerca de la ley.
Jesús les dice: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre! Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas”. Mt 23, 27-30.
Y es que los fariseos tenían como costumbre blanquear los sepulcros antes de las fiestas de la Pascua y de la peregrinación para prevenir a la gente sobre la censura moral y religiosa de quien tocase un muerto o un sepulcro quedaba inmundo por siete días.
Jesús con esta acotación quería demostrarle que el exterior de ellos estaba cuidado y hermoso, pero por dentro había descomposición y muerte. Y Les advierte que lo principal de todo hombre es hacer el bien ante los ojos de Dios y no cosas para que los vean o aparentan ser.
Hermanos, muchas veces los cristianos somos lamentablemente como los Fariseos: Por dentro una cosa y por fuera, otra.
Este Evangelio de hoy nos invita a la unidad de la vida, es decir, que nuestro ser este siempre unificado: Nuestro actuar conforme al Evangelio, adhiriendo a este las actitudes y la forma como nos comportamos. Y para alcanzarlo debemos esforzarnos en estar atentos y vigilantes para no dar testimonios de vida contrarios. Es necesario que nuestra Fe esté siempre comprometida para que no desfallezca y esté vacía, así agradaron a Dios.
Pidámosle al Espíritu Santo que nos ayude a dar testimonio como cristianos que cumplen lo que Dios nos pide.
Señor, ayúdanos a reconocer nuestra hipocresía y a descubrir la verdad de nosotros mismos. Nos jactamos de una ética personal intachable, nos consideramos justos; pero algo falla, pues no acabamos de estar satisfechos y buscamos justificarnos ante los demás, ante ti, Señor, y ante nosotros mismos. Perdónanos y cúranos.