"Dios ha fundado su ciudad para siempre"...Salmo 48.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Martes 16 de Julio del 2024
INTRODUCCION AL EVANGELIO:
Jesús reprocha a las ciudades galileas de Corozaim, Betsaida y Cafarnaúm, donde ha realizado la mayor parte de su predicación y de sus milagros, el no haber aceptado su mensaje y no haberse convertido. Son dos amenazas formuladas con una dureza extrema y precedidas por la exclamación: ¡Ay de ti! Es un lamento adolorido, una advertencia severa dirigida a quienes se niegan a aceptar el regalo que Dios les hace y le dan la espalda. A éstos Jesús los compara con Tiro y Sidón, ciudades fenicias famosas por sus riquezas y su soberbia, que explotaban a los pobres, y fueron golpeadas por el juicio de Dios, según el profeta Isaías. Se menciona también a Sodoma, prototipo de ciudad corrupta, que fue destruida por una lluvia de azufre y fuego (Gen 19, 24ss). Pero todas ellas son menos culpables. Ellas no vieron las maravillas del amor de Jesús que Cafarnaúm y las ciudades galileas sí vieron. Por eso, con el estilo propio de los antiguos profetas, pronuncia palabras duras que ponen en crisis, mueven a abrir los ojos y a cambiar de actitud. La palabra de Jesús pone de manifiesto lo que hay en el hombre, pero no condena a la persona. Condena el mal, no a quien lo comete.
Esas ciudades que recrimina Jesús eran donde Él había realizado más milagros y predicaciones, demostrándoles que era el Mesías esperado; más sin embargo, seguían siendo hostiles a la Palabra de Dios.
Jesús les advierte a sus discípulos que no podían esperar recompensas y elogios por difundir el mensaje de la salvación propuestos por Él al ser misioneros de acciones de misericordia.
Su advertencia nos cae hoy también a nosotros quienes leemos y meditamos los Evangelios y queremos misionar en cualquier lugar del mundo, pues en muchos lugares abundan las críticas y existen personas que piensan saberlo todo y no dan paso a nuestras palabras.
Preguntémonos: ¿Cómo me sitúo ante la Buena Nueva de Jesús? , ¿Será que donde he actuado tantas veces merecen esa misma advertencia que hizo Jesús a Cafarnaúm, Corazín y Betsaida?
Señor, Rey de Misericordia, te pedimos que abras nuestros oídos para escuchar tu voz, nuestros corazones a tu voluntad para seguirte y aprender a amarte en nuestra vida diaria.